El monasterio de la comunidad cisterciense Nôtre-Dame del Atlas, ubicado a cien kilómetros de Argel, en las Montañas del Atlas, pobladas en su mayoría por bereberes, corría, a partir de la independencia de Argelia en 1962, el riesgo de ser cerrado por las continuas amenazas de expulsión de ciudadanos extranjeros por parte de los islamistas.
A partir de 1994 los acontecimientos se aceleraron y empezaron a asesinar a sacerdotes, religiosos y religiosas. El prefecto de la orden propuso alternativas para evitar una masacre: instalar una guardia en el recinto del monasterio, regresar temporalmente a Francia o trasladarse a una zona segura. Los monjes tomaron la decisión de permanecer en el convento. Y así fue cuando siete de ellos fueron secuestrados la noche del 26 de marzo de 1996.
El 31 de marzo, Juan Pablo II hizo un llamamiento para que los monjes pudieran regresar sanos a su monasterio. El 15 de abril el Santo Padre insistió en su petición durante su visita a Túnez. Cinco días más tarde los secuestradores pedían directamente al gobierno francés la liberación de prisioneros políticos del GIA, en especial de Abdelhak Layada, a cambio de la liberación de los monjes...
Estos dramáticos acontecimientos han sido plasmados de manera sublime por el director francés Xavier Beauvois en la película “De dioses y hombres” (Francia 2010), testimoniando la belleza de la experiencia cristiana de unos monjes que decidieron entregar su vida por ser fieles a su misión con sus hermanos musulmanes.
Gracias a la iniciativa de la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), el film, Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2010, candidata de Francia a los Oscar 2011 como mejor película extranjera, podrá ser visto en Madrid y Barcelona en una función benéfica de preestreno el próximo jueves 13.
Además del valor de esta sublime realización cinematográfica, la función en Madrid contará con la presencia de fray José Luis Navarro, un monje que vive con uno de los supervivientes de la matanza de los monjes en Argelia y que ofrecerá un testimonio basado en las conversaciones sostenidas por ambos.
Javier Menéndez Ros, director de AIN, adelanta que la película “lleva al espectador de la mano, le despoja de sus eternas prisas y le envuelve en la lentitud de la alabanza a Dios, en la tranquilidad de un monje anciano para escuchar a una joven musulmana, en el cariño y entrega del que cura gratuitamente al que lo necesita, en la alegría compartida de una fiesta del pueblo o en la cotidianidad de compartir el pan”.
“Cuando llega el momento decisivo es entonces cuando Dios prueba la fe de sus hijos. Y la respuesta de estos monjes, aún en su Getsemaní de sufrimiento y de duda, fue la misma respuesta que la de Jesucristo: entregar su vida por amor”.
“Todo el contenido de la película se resume en una soberbia escena final en la que entre acordes de El lago de los cisnes se muestra el lado más humano y más espiritual de unos hombres que no son dioses pero que sí son hijos de Dios”, apunta Menéndez Ros.
AIN, una organización que ayuda pastoralmente a la Iglesia necesitada o que sufre persecución en cualquier parte del mundo, ha decidido destinar el importe recaudado en el preestreno de la película (el donativo por entrada es de 10 euros) a la rehabilitación de dos viviendas para un sacerdote y una comunidad de religiosas en el Sáhara argelino respectivamente.
La casa de las Hermanas de la Caridad Maternal, y la de un sacerdote que trabaja con ellas, están ubicadas en un lugar de peregrinación a la tumba del beato Charles de Foucauld, sacerdote que murió asesinado en el Sáhara argelino. Esta comunidad de religiosas se dedica a atender a los peregrinos que acuden a venerar la tumba y a tareas sociales.
La Constitución argelina garantiza la libertad de religión, pero el islam es la religión del Estado. Aunque se toleran la Iglesia católica y las protestantes, no se les permite convertir a los argelinos. Sin embargo, la Iglesia católica en Argelia ha bautizado a cerca de 500 argelinos en los últimos treinta años. Para frenar la ola de conversiones, el Parlamento aprobó en 2006 una ley que regula el culto religioso e impone medidas contra el clero y los funcionarios cristianos. Los sacerdotes católicos en Argelia son extranjeros. El Gobierno argelino deniega, cada vez con mayor frecuencia, las solicitudes de visado de los sacerdotes y religiosos católicos.