Como todos los años, el fin de semana anterior a la navidad, las calles están invadidas de espíritu de consumo. Uno centro comercial de Roma, ubicado en la concurrida Vía del Corso, el pasado sábado no era la excepción.
Y en medio una cantidad abrumadora de gente que salía para realizar las compras de navidad, se encontraban unos singulares personajes: una decena de niños que detenían, a los apresurados transeúntes, para regalarles un Niño Jesús.
“¿Será una campaña de publicidad?”, se preguntaban algunos. “Quizás perten ecen a secta futurista que anuncia el fin del mundo” dijeron otros que en un momento quisieron acercarse, pero luego prefirieron seguir sus agitadas compras.
Eran las reacciones de quienes observaban a estos pequeños protagonistas en medio del ajetreado escenario.
Se trata de la campaña “¡Han desalojado a Jesús!”, la cual está presente en la mayoría de países donde el Movimiento de los Focolares realiza sus obras apostólicas. Busca hacer recordar días antes de la noche de la navidad, que en estas fechas, la celebración verdadera es el cumpleaños de Jesús. Nada diferente.
El Niño Jesús de yeso que entregan, acostado en una cestita, adornada con pajitas, es elaborado por los mismos niños: miembros de Gen 4: entre 4 y 12 años y miembros del Movimiento de los Focolares.
“¡Tenemos prisa!”, dijo uno de los consumidor es cuando un grupo de pequeños lo detuvo junto con su novia, luego de que salieron de un almacén de una conocida marca de ropa italiana. “Espera”, le dijo ella. “a lo mejor tienen algo qué decirnos”.
“Queremos hacerles recordar que el niño Jesús ha nacido y que ese es el sentido de la navidad”, la pareja se mostró interesada, se llevaron el regalo y depositaron una oferta libre.
“Queremos hacerles recordar que Jesús ha venido a la tierra para devolvernos el paraíso”, dijo a ZENIT Chiara Chatel, una focolarina – consagrada de esta realidad eclesial -, mientras acompañaba a los niños en esta campaña. “Queremos aprovechar para recolectar dinero para los más pobres de nuestro movimiento”, aseguró.
La campaña nació basándose en una reflexi&oacu te;n escrita por Chiara Lubich (1920 – 2008), fundadora del Movimiento de los Focolares.
“Se acerca la Navidad y las calles de la ciudad se cubren de luces. Una fila interminable de tiendas; una riqueza fina pero exorbitante” escribió Chiara.
“Y más trineos con Santa Claus y cervatillos, cerditos, liebres, marionetas en forma de rana y enanitos rojos. Todo se mueve con elegancia”, decía.
“Vino a los suyos y no Lo recibieron… No había lugar para Él en la posada. Ni siquiera en Navidad”, señala el escrito de Chiara.
Y justo para devolver el sentido cristiano de la navidad, desde semanas antes de la repartición de los Niño Jesús en los centros comerciales, los pequeños del Movimento Gen 4 los preparan, los ponen en cunitas, los pintan, los envuelven en papel celofán transparente y le adjuntan impreso el texto completo de Chiara Lubich.
También elaboran alcancías para con recoger fondos que van a las obras de misiones de este movimiento, (este año los fondos fueron destinados a las víctimas de los desastres naturales en Paquistán).
“Los niños se alegran con la preparación. Están dispuestos a acogerlo y ver que en esto hay un compromiso”, asegura Chiara Cantel.
“Al inicio los niños son un poco tímidos”, dijo Therese-Marie Dessaivre, miembro del Movimiento de los Focolares quien también acompañó el sábado pasado a los niños en esta iniciativa. “Luego se dan aliento unos a otros”, y así detienen a la gente, algunos pasan de largo “pero en ellos también vemos el rostro de Jesús”, dijo a ZENIT una de las participantes de esta campaña que está por cumplir 11 años.
Son muchos quienes, alrededor del mundo se detienen y agradecen por esta iniciativa. En un libro que los Focolares han editado por Città Nuova y que lleva el mismo nombre de la campaña, hay varias historias recopiladas, entre ellas una ocurrida en el concurrido centro comercial Rockefeller ubicado muy cerca de la Quinta Avenida en Manhattan:
Una mujer, que recibió el niño Jesús, días después envió a los pequeños diciéndoles: “Mientras visitaba Nueva York con mis amigos, no se bien cómo, en medio a la multitud vi su estante y me llamó la atención. Aquellas palabras… ‘Han desalojado a Jesús’ resonaron bien dentro de mi”, confesó.
“Quisiera transmitir vuestro mensaje a otros, ha sido la navidad más bella desde hace mucho tiempo, me llenó de calor el corazón”.
Y aunque muchos pasan de largo, otros más se detienen y se dejan tocar por esta iniciativa: “Entrar en un supermercado y verse acogido por unos niños tan sonrientes que te ofrecen un niño Jesús es inquietante”, fue el testimonio de un señor en Florencia que recibió un niño Jesús de parte de estos pequeños.
“A veces pensamos poder encontrar todo en un supermercado, ¡pero jamás me hubiera imaginado regresar a casa trayendo a Jesús!”, aseguró.
“Hoy le agradezco a la Iglesia por haber salvado las imágenes”, decía Chiara Lubich en su reflexión sobre la navidad. “Hace años estuve en un país donde reinaba el ateísmo y vi a un sacerdote que esculpía estatuas de ángeles para recordarle a la gente el Cielo. Hoy comprendo aún más su actitud: el ateísmo práctico que hoy invade el mundo la exige”.
La verdad es que apoderándose de la Navidad y desterrar al Recién Nacido, es algo que hace sufrir”, confiesa.
“Que por lo menos en todas nuestras casas se grite Quién ha nacido, festejándolo de un modo nunca visto”, concluye la fundadora del Movimiento de los Focolares.