El pasado mes de septiembre fueron profanadas 37 tumbas musulmanas en la ciudad francesa de Estrasburgo, presumiblemente por grupos judíos en respuesta a actos similares realizados por grupos islámicos. 

Este hecho execrable desató la inquietud de Thomas Hammarberg, comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, «profundamente preocupado» por ese asalto. Tanto como para dirigirse al Ministerio del Interior francés para pedirle explicaciones.

Claro, que las explicaciones del ministro Brice Hortefeux no dejan en muy buen lugar el sentido de la justicia del comisario, un típico exponente de la burocracia europea más progre: dirigente del Centro Internacional Olfo Palme, dirigente de Amnistía Internacional, asesor de derechos humanos y de protección a la infancia de las Naciones Unidas, protector de las minorías, adalid contra la xenofobia... un auténtico funcionario del buenismo, y como tal muy preocupado por cualquier asunto que afecte al bienestar de la comunidad islámica europea.

Porque, ¿cuáles son los datos que preocupan a Hammerberg y le han llevado a reclamar -con razón- «que se investigue de manera efectiva quiénes son los responsables, se les persiga y se les condene», y cuáles los datos que no le producen similar arrebato justiciero?
 
El informe ofrecido al Consejo de Europa por Hortefeux es demoledor.

De los 291 lugares de culto profanados en Francia entre el 1 de enero y el 30 de septiembre de 2010, 231 (el 79%) eran cristianos, 34 (el 12%) musulmanes y 26 (el 9%) judíos.

De los 194 cementerios profanados en el país vecino en dicho periodo, 179 (el 92%) eran cristianos, 9 (el 5%) judíos, y 6 (el 3%) musulmanes.

Sumando ambas estadísticas, de los 485 incidentes registrados, 410 (el 85%) afectaron a centros cristianos, 40 (el 8%) a centros musulmanes y 35 (el 7%) a centros judíos.

En su respuesta a Hammarberg, el ministro Hortefeux dejó claro cuáles son las cifras que realmente preocupan a las instituciones europeas, al manifestar su «voluntad indefectible de luchar contra estos actos de racismo [profanaciones antimusulmanas, n.n.] y antisemitismo [profanaciones antijudías, n.n.] particularmente odiosos». El 85% restante importa poco.