Treinta y tres metros, uno por cada año de vida de Jesucristo. Así quiso Sylvester Zadawski que fuese de alta la imagen. A sus 78 años, el cura del pequeño pueblo polaco de Swiebodzin ha visto cumplido su sueño, cuando este sábado se montó la cabeza de una de las mayores imágenes de Nuestro Señor que hay en el mundo. Hizo falta recurrir a grúas especiales, dado que alguna de las piezas del armazón pesaban 27 toneladas.
Está de pie y abrazando al mundo, como la que preside el monte Corcovado en Río de Janeiro, pero la imagen brasileña es cinco metros más alta. Sin embargo, en el pueblo consideran mayor la suya, al sumarle los 18 metros del montículo que la sostiene. No estará, en cualquier caso, en un escenario natural tan impresionante como aquella bahía: por ahora sólo un descampado y un supermercado se sitúan al pie de la estatua.
Los 22.000 habitantes de la localidad apoyan la iniciativa, que se ha sufragado con donaciones particulares procedentes de todo el mundo. Ahora esperan que Swiebodzin se convierta en lugar de peregrinación y foco de atracción turístico, ante la impresionante estampa con la que Jesucristo se recorta en el horizonte polaco.
«Es la culminación de mi vida como sacerdote», explicó Zadawski: «Sentí que debía cumplir la voluntad de Jesús, y ahora le doy las gracias por haberme permitido cumplirla».