560. 4 de noviembre. En el tren para Isère consideraba yo Su Agonía. Era viernes. Le dije: ''¡Cómo sufres, mi Señor!'' Me contestó: ''Sufro como Dios." Con esto quería decir que Su capacidad de sufrimiento sobrepasa la nuestra.
Saint-Pierre de Vréssieux, en Isére. En la Misa Mayor el Señor Cura anunciaba la sesión en términos halagadores; era para mi tanto más molesto, cuanto que mi silla estaba mirando a la asistencia. Jesús me dijo: "Escóndete detrás de Mí."
561. 7 de noviembre. Saint-Ramberto d’Albon; en el otoño de la fiesta de San Martín daba yo gracias a Dios por los bellísimos paisajes. Jesús me dijo: "Son derivaciones de Mi Dulzura." Luego, en un restaurante de Lyon, cuando yo miraba el azúcar deshaciéndose en el café, me dijo: "Yo Me fundo todavía más en los Míos."
562. Mende, 15 de noviembre. "Cuando te venga algún pequeño sufrimiento conviene que lo recibas con mucha alegría. Esto nos unirá."
Longogua. Me dijo: "¡Cómo te colmé ayer!" Con esto se refería a la hermosa
representación de ayer, presidida por monseñor Auvity. Y añadió: "Mi Bendición no te abandona. Pero si Me la pides, te la doy de nuevo."
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Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.