1443. 7 de junio.
Yo no acabo de hablarte; entonces, espero que tú no te canses de escucharme. El contenido más íntimo del corazón se transmite como gota a gota, cada una de las cuales tiene un valor capital y ninguna reemplaza a otra.
Y así como Yo te doy Mis Secretos, así espero los tuyos. Sí, ya sé cuál es tu gran confidencia:
'Señor, no te amo como yo querría, dame manera de amarte más'. Este sufrimiento por no
amarme mejor, ofrécemelo como homenaje directo de tu corazón. No te canses, Yo curaré tu
pobrecito sufrimiento. Te lo curaré quizás con otro más grande, pero éste tendrá en sí una como herida de dulzura que te es todavía desconocida.
'Llaga deliciosa’ dicen los que la han experimentado, ¿Y no Me has pedido tú este dardo de
serafín?
Yo: Señor, no me hagas morir sin que ese dardo me haya atravesado.
El: Para obtenerlo, humíllate. Sacrifícate. Que tu mirada no se aparte de la Mía. El servidor está atento a las manos del Maestro. Entra en Mi Pensamiento tan hondo como puedas. A fuerza de acercarte al Amor, el Amor te fundirá.
1441. 9 de junio de 1945.
Yo miraba unas grandes nubes blancas en el cielo azul y Le decía a Jesús:
¿En dónde estás, mí Señor?
El me respondió con viveza: En tu corazón.
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.