1346. 24 de diciembre. Iglesia de Fresne.
Yo decía: Señor, paséate entre mis pensamientos, de día y de noche.
Él: Sí, déjate penetrar, como la esponja que se llena de agua. Aspírame, sin miedo. Y sábete que cuando tú te dejas para hacerme lugar, tienes en ello una ganancia importante, al paso que cuando te buscas a ti misma, hay en ello una pérdida... Tiende de continuo hacia tu
Dueño, el que te creo y sabe bien de qué estás hecha y cómo puedes servirlo. El sabe la parte que te corresponde en la salvación del mundo, pues cada uno de vosotros tiene en ella una parte, una colaboración. ¡Cuál no sería tu tristeza, si fallaras en la tuya y no respondieras al llamado de Dios!
La esposa toma parte en los trabajos del esposo y mientras más amor pone en ello, tanto menos le cuesta. En este trabajo de amor, ofréceme todo lo que haces, todo lo que piensas.
Haz cuanto puedas por agradarme, por no dejarme solo, sino estar conmigo. ¡Cuántas veces Me sentí solo cuando viví sobre la Tierra! Yo Me refugio de mil amores en un corazón fiel, para morar allí con Mi Padre y entonces ese corazón se transfigura en una dulce y sencilla felicidad.
Adquiere el hábito de vivir en Mí. Ensaya. Vuelve a empezar sin fatigarte y Nosotros te ayudaremos. ¡Oh, trabajo delicado! Porque vosotros, Mis pequeños, nunca estáis solos cuando Nos habéis dado vuestra confianza; Nosotros os llevamos con Ternura infinita; con una Delicadeza que os asombraría, que acaso llegaría hasta escandalizaros, si la conociéseis.
¿Cómo es posible que Dios ame tanto a sus creaturas? Pero así es y mucho más. Nuestra Riqueza es el Amor; Locura santa, en la cual debes firmemente creer. Entrégate a Ella siempre, sin interrupción, porque Dios te ama sin interrupción.
¡Mi pobre hija pequeñita!
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.