1491. 10 de enero.
Resfriada, febril y embrutecida, con una tos continua Le dije: ¿Podré acaso
tomar Tus queridas Palabras en un día como éste?
Me contestó: Siempre he tomado en consideración tus incapacidades, aun en medio de tus viajes, cuando no podíamos estar solos.
¿Acaso un resfriado modifica este tipo de relaciones? ¿No te parece que hay sutilezas en las
maneras que tiene tu Dios de estar presente en ti? Entonces, no te inquietes. Déjate conducir por la mano, como una chiquitina. Y humíllate siempre, como quien sabe que es del todo inútil.
¿Recuerdas el gozo que tuviste la semana pasada durante tu enfermedad? Pensaste que
posiblemente ibas ya a entrar en la Casa del Padre y te sentiste llena de paz y de deseos. No creas que eso te venga de ti misma. El mero pensamiento no te habría sido posible si el Espíritu no te lo hubiera infundido. Yo querría que te mantuvieras siempre en el pensamiento de tu miseria, porque eso es la verdad y, además, Me honra.
También sentiste un bienestar admirable cuando pensaste que de nada sirve reposar en una hermosa mansión cuando se llega a la hora de la muerte. ¿No es verdad que muchas opiniones cambian cuando se llega a la frontera del Más Allá?
Agradece. Cuando sientas que tienes una luz, apodérate de ella y penétrala hasta el fondo,
porque es un favor de Dios y tocas con la mano Su Amor. ¿Cuántas veces al día? Luego, no es
mucho si Se lo ofreces todo en ese mismo día. Como si Le dijeras: 'El ser que me diste retorna a Ti amorosamente con todo lo que Tú pusiste en él'.
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.