1420. 18 de enero de 1945. Hora Santa.
Yo Le dije: Hasta las migajas de mi tiempo son para Ti, aun las que marcarán el último tiempo de mi vida. Aunque entonces no tenga ya fuerza para ofrecértelas.
El: Yo sé bien lo que me pertenece en los corazones. ¿Has notado cómo la gente
pobre sabe muy bien lo que tiene? Y si Yo miro el número de los vivientes en el momento actual encuentro un pequeño, muy pequeño grupo que Me pertenece. Por eso tengo tanta necesidad de que los que son Míos Me consuelen con sus íntimas confidencias. Los que una vez dijeron: ‘Todo yo Le pertenezco’, y han vivido eso de verdad, no como quien dice puras palabras.
Por eso Me agradan tanto esas pequeñas palabras que son sinceras. No te canses de repetírmelas una y otra vez; son palabras que te reflejan. Un acto de virtud es la prueba de su verdad y a menudo un acto prepara el siguiente. Entonces, te pido que entres muchas veces al día en la cámara de los secretos, en el cenáculo de los grandes intercambios. Y cuando Me lo hayas dicho todo, te quedarás silenciosa, siempre sobre Mi Corazón. Y ahí oirás.
Ya te es conocida la fuerza de la soledad. Ensaya esta semana la vida del recogimiento. Claro está que también cuando vayas por la calle, pues Yo estoy en todas partes. Hermoso ejercicio, ese de interrogar al Dios-Amor. ¿En dónde está El, El que me ve? Apenas lo había yo estrechado cuando huyó de Mí rápidamente Y no Sé adonde Sé fué. ¿Quién podrá devolvérmelo?
Estos suspiros interiores son Mi Vida en tu alma. Me hieren y Me atraen a ti. ¡Soy tan impaciente! En el Cielo Me poseerás sin llamarme; pero ahora, pruébame tu Fe por tus deseos de Mí. Llámame por la mañana. No Me prives de ese grito, que Yo conozco tan bien.
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.