1328. 15 de julio.
"Considérame como a un ser viviente que te ama mucho, más allá de cuanto tú te puedas Imaginar en tus más excesivos deseos. Y piensa que este Ser que dio su Vida por ti, aguarda con una Fuerza infinita el momento del encuentro final. ¿No quieres manifestarle tu alegría y mostrarle tú también tu impaciencia?
Mírame así muchas veces; como a una persona real que, más que estar cerca de ti, está en ti. Una Presencia, un Ser presente, que tiene más precio que la vida. Yo Soy el más hermoso, porque Soy la Hermosura misma. El más inteligente, pues el Espíritu Santo está en Mí.
¿Crees en realidad que Yo, no obstante ser grande, Soy dulce y misericordioso? ¿Crees en Mi Rostro, todo El Dulzura y Mansedumbre? Pídeme que te descubra pronto la Belleza creadora; en cada uno de Mis Rasgos podrás leer el Amor.
Dime que sientes mucho haberme contristado. Piensa que es muy poco lo que te impide verme; y vive con la emoción de que siempre te estoy mirando. Y tú, ¿no tienes también algo que decirme?
¿Me querrás dar la dulzura de tu amor? El Esposo sonríe a la esposa que se prepara a
manifestarle su cariño y si ella se desvía, Yo le soplo al oído las palabras que debe decir, porque Yo Soy el Amor y Me pongo en sus palabras. Y si no, cuando menos hazme el homenaje de tu buena voluntad y aspira a darme gusto. Aspira a ser Mi preciosa compañera, Mi esposa llena de atenciones. Y puesto que Yo no tengo ya madre aquí abajo, sé para Mí como otra madre.
Reemplaza a Juan y a Magdalena. Y al mismo tiempo, sé tú misma: tú, a quien Yo he querido en este siglo, en este tiempo, en este momento de la Tierra. ¡Mi pobrecita y pequeña esposa!"