1480. 28 de noviembre. Hora Santa.
¡Por qué dudas, alma de poca fe? ¿He sufrido alguna disminución desde ayer? ¿Podría Mi Amor hacia ti haber desfallecido, o crees que si te amo es por tus méritos?
Piensa que puedo amarte precisamente por tu miseria y recuerda que el amor no calcula nunca sus intereses. Y sobre todo, el Amor de un Dios.
Siempre te he tomado tal y como eres, con todas tus pobrezas. ¿O no? Entonces, ¿por qué después de tantos favores habrías de dudar de Mi Bondad misericordiosa? ¿No te he dicho y repetido que la Justicia viene solamente hasta el final?
Cierra tus ojos a ese temor que te paraliza en tu impulso y arrójate en Mis Brazos. Bien sabes que reposarás sobre Mi Corazón de dulce Pastor. Lo que importa sobre todo es la Unión de nuestras dos voluntades: en la Tierra como en el Cielo.
Que no haya en ti rechazo alguno; que todo sea aceptación. Y no por constreñimiento, sino por ternura, por deseo de penetrar más adentro en la Unión. Piensa que, más unida a Mí, tendrás con mayor facilidad tu pecador de cada día. Porque más unida, eres más pequeña en ti misma y más grande en Mí.
Aproxímate a tu Cielo. Y el Cielo es la Unión; tu espíritu en el Mío. Comencemos hija Mía, bien
Mío.
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.