1478. 16 de noviembre.
Hija, ¿te has abandonado ya totalmente a Mi Misericordia? ¿Piensas en Ella y cuentas con Ella? ¿Sientes en realidad que es algo como hecho para ti? Es la indulgencia del Corazón de Dios penetrada del más tierno Amor. ¿Cómo podrías tú no consagrarte a El, sobre todo, sabiendo que con ello aumentas Su Gloria?
Tú te preocupas de la gloria de tu familia, de la de tus amigos, de tu país y, ¿no trabajarías para la Gloria de tu Dios? Este trabajo forma parte del amor perfecto que Me has pedido; es olvidarse de sí por el bien de Dios. Tu alegría será muy grande si te pierdes, pues con ello Me encuentras.
1479. 22 de noviembre.
El Jueves... Yo Soy como un niño que aguardara siempre con impaciencia la llegada de este día; porque tú Me amas y vienes a verme. Durante una hora somos el Uno para el otro, olvidando todo lo creado hasta el punto de que si el Ángel anunciara el fin del mundo, las
palabras no llegarían hasta tu entendimiento y tú permanecerías en el reposo de Mi Corazón.
Tú también, hazme el honor de esperar el Jueves como una fiesta, la Fiesta del Amor. Reúne para el Jueves todas tus capacidades de Amor, de Esperanza y de Fe. Confíame tus impotencias y Yo llenaré los vacíos; así, con sólo vivir, darás la impresión de que Quien vive Soy Yo. Dulce es para Mí poder vivir todavía sobre la Tierra a través de Mis creaturas. ¡Si supieras cuán pocas son las que Me autorizan a ello...!
Yo: Señor, mi cuerpo y mi alma son tu morada. Haz que todas mis potencias estén siempre al servicio de Tu Gloria.
El: Debes hacer penitencia por tu egoísmo y por el egoísmo de los demás. Pero entiende que la penitencia debe ser alegre, porque el amor es alegre y la penitencia es amor. Lo que es realmente triste es el pecador, la tendencia constante al amor propio que con tanta frecuencia os lleva a olvidar a vuestro Dios.
Tú esfuérzate por convertir el amor propio en amor de Dios: o mejor dicho, en Amor Dios; hasta el punto de olvidarte alegremente de ti misma. Será una nueva entrada en Mí, que Soy el siempre nuevo. Soy el Infinito, para Quien habéis sido creados.
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.