1231. 11 de abril de 1942. "Yo prefiero con mucho y, debes creerlo, a un alma que ha caído con frecuencia, pero que se humilla a Mis Pies, más bien que a otra que vive satisfecha de sí misma y no piensa tener nada que reprocharse. Manifiéstame cada día, hija, tu arrepentimiento. Mira tus faltas y ofrécemelas, para que Yo las repara. Admite tu debilidad, tus fracasos. Y dime. 'Creo Amigo mío, ayúdame, ya sabes que sola yo nada puedo, pero que contigo lo puedo todo'. Y vuelve a emprender el camino, cada día, llena de confianza en Mí. Y aun cuando no aprecies ningún progreso, fortifícate en la paciencia. Como Yo, que la necesité mucho en Mi Subida al monte Calvario. La esposa no puede andar por otros caminos que su Esposo; Lo mirará para imitarlo y regocijarte el Corazón.
Y con esto te Le acercarás.
"Que tus faltas no te alejen nunca de Mi; y cuando las distracciones te arrastran, vuelve luego, como si nada hubiera pasado. Pon tu corazón en el Mío y no tengas otra voluntad que la Mía."
1232. 16 de abril. "Pídeme que tu entendimiento tenga la verdadera Fe y que tu memoria tenga la verdadera Esperanza y que tu voluntad posea la verdadera Caridad."
Estando en el jardín, Le decia yo: "Arranco la hierba para que Tú vengas a pasearte en la terraza."
Y en una callecita, Le dije: "Esto se parece a tu ciudad de Nazareth." Era como si El estuviera allí. Y yo pensaba en algo que El me había dicho: "¡Es tan poco lo que te impide verme!"
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.