1402. 18 de noviembre, después de la comunión.
¿Por qué tienes miedo de abrazarme cuando vengo a ti? ¿Temes acaso caer en la familiaridad? Pero, ¿no es acaso la mayor de las familiaridades el que Yo venga al interior de tu cuerpo? Dios tiene más derecho a un beso que cualquier criatura humana.
Claro está que el amor ha de ir unido al respeto, pero tú fuiste creada para el Amor. Una efusión de vuestra parte Me encanta y os hace bien, a todos vosotros que tenéis necesidad de cariño.
¡Todos sois niños pequeños! No temáis ser excesivamente sencillos conmigo, Soy la Simpli-cidad.
Dadme todas las alegrías que estén a vuestro alcance. La principal de las cuales está en que Me alcancéis y que, cuando Me hayáis alcanzado; permanezcáis en Mí.
1403. 20 de noviembre.
Yo estaba arreglando un ramillete.
El: Piensa, como hablando contigo misma, que Alguien está aquí cerquita. Es la Vida. Es Dios.
1404. 21 de noviembre. La Presentación.
Conságrate de nuevo a tu gran Amigo. Dime que pones tu frente contra la Mía, tus manos entre Mis Manos, tus pies sobre los Míos y tu pobre corazón sobre Mi Corazón de Esposo.
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.