1382. 13 de julio. Iglesia de Fresne. Hora Santa.
Yo Le decía: Amor amable, yo Te amo.
Me dijo: Dame los nombres más encantadores, segura de que nunca llegarás a expresar Mi
encanto. ¿No sientes a veces que un velo se levanta un poco, como una influencia sobre ti, que te anima a querer saber todavía más? ¡Es tan poco, hija, lo que sabes de Mí! Tú te imaginas a Dios de cierta manera, pero es muchísimo más, porque Dios es infinito. Y todo El es Amor sin orillas.
Considera un poco Mi Imagen en ti y entrégate a Mí hasta donde puedas; más de lo que hasta ahora te has entregado. Dame una confianza nueva. Hazle lugar en ti a tu Dios, todo el lugar, hasta que no quede en ti egoísmo ninguno. La esposa estará muy alegre si encuentra para su Esposo un lugar nuevo... en respuesta al Deseo de su Bienamado.
Hija Mía, no descuides nada por el camino. Coge, para ofrecérmelas, las florecillas de los
pequeños sacrificios. Con una alegre sonrisa al mirarme. Encanta Mi Sensibilidad, como Yo he
encantado tantas veces la tuya. Descansa sobre Mi Corazón, ¿qué es lo que te detiene? Yo te
llamo, ¡ven! Soy el Amor, nada hay en Mí que inspire temor. Déjate arrastrar por Mi Atracción,
déjate penetrar.
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.