1407. 29 de noviembre.
Piensa mucho en Mí cuando hablas con los otros, con el fin de que dejándote a ti misma, encuentres más unción para dar. Como un perfume que se extiende e ignora que perfuma.
1408. 4 de diciembre. En la Misa.
Cuando el sacerdote sube al altar después del Confiteor como cuando Yo avanzaba hacia Mis enemigos, y luego besa el altar, en tu corazón dame un beso que Me consuele del beso de Judas.
1409. En mi aposento.
Sé hostia. La hostia está en el tabernáculo, sola y en oración. Tú también, en dulce soledad, ora, uniendo tus acciones a las Mías. Desde tu casa dirige una tierna mirada hacia Mi Santuario. Serán así dos tabernáculos que apresurarán la hora de Mi Reino.
En el curso de este Adviento, desea Mi Reino en unión con los santos del Antiguo Testamento. Suspira. Un simple suspiro es oído por el Padre; pues se trata de un suspiro de Su hija.
1410. 5 de diciembre.
Yo rezaba la oración que dice: Oh mi Amado y buen Jesús... atravesaron Mis Manos y Mis Pies.
El: Contempla con amor esas Heridas que Yo gané en tu servicio. Y digo que 'gané' porque hay aquí una victoria de Mi Corazón para ti.
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.