1330. 29 de julio, en la iglesia de Fresne.

"Hija Mía, ¿no comprendes que las penas que te mando están medidas y como calculadas sobre lo que tú puedes? Son favores que te ligan a tu Amado.
Dame las gracias por esas penillas que Yo pongo en tu corazón como una florecita delicada. El te encuentra más hermosa cuando sufres con dulce paciencia unida a Su Paciencia. Tu alma toma entonces como un rostro nuevo cuyos rasgos están tomados de los Suyos, Sé flexible y dócil en Mis Manos. Humíllate siempre, como quien ha merecido sus infortunios. Yo lo sufrí todo, siendo el Inocente. ¿No te sientes dispuesta a sufrirlo todo para consumar nuestra Unión"? ¿O la tienes ya por suficiente y no la deseas todavía más estrecha? ¿Piensas que tu amor Me ha dicho ya su última palabra?

Déjate a ti misma y pasa dentro de Mí. Ganarás con el cambio. Casas, las hay de muchas clases; pero la mas dulce es la Casa de la intimidad del Esposo: si tú llegas a probarla,
querrás tener allí tu morada permanente. Y una vez en ella, ¿quien podrá alcanzarte? Estás en Brazos del Único, pues a El te has dado. Le has dado tu honor, tus bienes, tu corazón; El acudirá a todos los medios para tu santificación, que es el fin de los fines. Amar y agradar a Dios, ¡qué importa el resto!

Cuando veas a Dios, .. ¡Cómo te alegrarás de haberlo amado y servido! De haberlo glorificado sin regatear y de todo corazón. No temas las tribulaciones, pues por su medio creces y  subes; te ayudan a amarme más y Yo te aguardo en una encrucijada, para ver cómo, superas el obstáculo.
Me pregunto: ¿Va a pedirme auxilio? ¿Me dará finalmente, en un impulso filial, toda su confianza?
¡Cuán grande es la paz de un alma que se Me confía totalmente!"