1421. 21 de enero. Clausura de las Cuarenta Horas.
Había poca gente. El pasó junto a mí en la Procesión y me dijo: "Tú también podrías hacer algo más: una mirada ligera, aún reprimida. Me daría tanto gusto. Un poco más de recogimiento no es nada que te cueste mucho, pero es mucho para Mí.
Ya ves la necesidad que hay de ayudarme, tú que tanto deseas Mi Reino. ¡Cuántos son los
ausentes! Consuélame sufriendo conmigo por su negligencia.
1422. 25 de enero, Hora Santa.
¿Me amas más que ayer? ¿Has aprendido ya a esperar? ¿Me has dado ya toda tu confianza?
Haz cada noche un repaso de lo que fue tu día. Y di para ti misma: ‘¡con tal que no haya yo
perdido ninguna ocasión de amar!... ¿Me habría El esperado cuando yo no estaba ahí? ¿O habría pensado que yo debía haber tenido más seguridad de El en tal o tal ocasión?'
Y si ves que faltaste a alguna cita con tu Dios, humíllate sobre Mi Corazón. ¿Dónde te humillarías si no es ahí?. Habita en Mi Corazón, Mi pequeña hija. Porque ese es tu lugar. Y entra en El con naturalidad, ¡qué es lo que temes? ¡Si lograras finalmente el hábito de no estar en ti, sino en Mí; en Mí que siempre estoy en ti! "Habita allí, Mi pequeña; es posible que no lo ensayes con la asiduidad necesaria, o puede ser también que no Me pides Mi Ayuda. ¿No crees que sea un honor ese de ser ayudada por Dios? Esto no te disminuiría en nada y Yo gozaría de tu confianza de niña.
Entonces Le dije: Simplifícame, Señor, porque con frecuencia me siento algo confundida, Incluso contigo.
El: Confundida, ¿por qué? ¿qué puede hacer la nada? Pues todo lo que tiene lo ha
recibido.
Yo Soy el Prestamista magnífico, que presta con tanta delicadeza, que el beneficiado
no cae en la cuenta; esto es lo que podría explicar una cierta arrogancia de su parte frente a Quien le prestó.
Pero tú sabes ya ciertas cosas. ¡Agradece! Pues has recibido mucho. Y recuerda bien cuál es tu programa: hacer todo el bien posible a lo largo del camino, pero no por amor al bien, sino por Amor a Mí.
¡Que el Amor esté en todo para ti!
Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.