732. 26 de julio, en el jardín. "Si Yo tengo gusto en oír lo que Me dices no es por lo que Me dices, sino simplemente porque Me hablas. Con esto queda satisfecho Mi deseo de intimidad y Yo te miro con el Amor de un Salvador. Tu agradecimiento y tus homenajes, claro está que Me complacen; pero es sobre todo la apertura de corazón a Corazón lo que Yo busco en vosotros. Las expansiones del Amigo predilecto."
733. "Vigila bien los pensamientos de tu corazón; pues lo que se tiene en el corazón sale pronto a los labios."
734. 27 de julio. "No te digas: ‘Esto es demasiado poco para ofrecérselo por un alma'. Cuan-do tu recibes para tu vestuario del teatro una suma pequeña te sientes contenta, pues sumada a otras, esa pequeñez te permite comprar hermosas vestiduras para servicio de la Iglesia. Yo hago lo mismo: añado tus pequeñas oraciones y sacrificios a otros y un pecador se salva.
"Tú puedes ofrecer a tu modo las acciones del día, pero cuando usas la fórmula del
Aposto-lado de la Oración, eso te une mejor a todos los que también la usan."
Durante la Misa pensaba yo en El, tan agotado en la subida al calvario y consideraba Su Bon-dad al consolar a las santas mujeres: "No lloréis por Mi sino por el pecado." El: "Yo hablé de ese modo pensando también en los verdugos que Me rodeaban y a los cuales quería Yo salvar. ¡Qué no habría Yo hecho por ellos! ¿Sabes lo que es un Deseo de un Hombre-Dios?"
Luego, en mi tiempo ate descanso: "Tú has dividido tu día en tres partes separadas por un
des-canso: ofrece cada una de ellas a una de las Tres divinas Personas, para avivar tu atención y tu fervor. La mañana al Padre Celestial; el medio día a tu Salvador y la tarde al Espíritu Santo, Amor. Así pertenecerás a los Tres y al Único."