Muchas veces sufrimos por la agresividad que llevamos dentro.
Algunas personas reaccionan mal, con agresiones o ironÃas; otras se callan, pero se aÃslan resentidas. Hay muchas tensiones interiores que nos llevan a sentirnos mal con las demás personas. A veces hay cosas que nos molestan y no sabemos bien por qué; otras veces sentimos rechazo por cosas que no son tan importantes.
Es necesario llevar calma y armonÃa a ese mundo interior, para que no desgastemos tantas energÃas inútilmente.
El EspÃritu Santo puede sanar nuestro interior para que nos liberemos de muchas tensiones innecesarias, para que renunciemos a la guerra con los demás, para que dejemos de resistirnos ante las cosas que nos irritan y aprendamos a aceptarlas como parte de la vida.
Si dejamos que el EspÃritu Santo nos serene en un momento de oración, podemos decirle no a la violencia interior y optar sinceramente por la paz del corazón. Esto no significa que no luchemos o que no discutamos cuando es necesario. Sólo significa que aprendamos a hacerlo sin perder la calma interior.
Con la gracia del EspÃritu Santo podemos lograrlo, porque él es el dulce maestro interior.