El Espíritu Santo es el término, el fruto del amor entre el Padre y el Hijo, y por eso es el gran regalo que nos hacen el Padre y el Hijo, derramándolo en nuestros corazones.
El Espíritu que el Padre y el Hijo nos regalan es también el principio de nuestra santificación.
Por eso San Buenaventura considera que el Espíritu Santo es la Persona que se relaciona más directamente con nosotros, y de algún modo es el "más inmediato" a nosotros, el más íntimo (1 Sentencias, 18,5, ad 3). Él es quien, poco a poco, puede hacernos verdaderamente santos.
Por eso la Escritura habla del "Espíritu de la gracia" (Hebreos 10,29), o de "la acción santificadora del Espíritu" (2 Tesalonicenses 2,13; 1 Pedro 1,2). Él es quien nos va convirtiendo en nuevas creaturas, y va reformando poco a poco los aspectos enfermos de nuestra limitada existencia.
¿Qué es lo que quisieras que el Espíritu Santo cambiara en tu vida?
¿Qué tipo de santidad te gustaría alcanzar?