Te propongo que hagas esta oración, que es parte de una antigua plegaria de la Iglesia, que se reza en todo el mundo el domingo de Pentecostés:

"Ven, Espíritu Santo, 
y envía desde el cielo, 
un rayo de tu luz. 
Ven, padre de los pobres, 
ven a darnos tus dones, 
ven a darnos tu luz. 
Consolador, 
lleno de bondad, 
dulce huésped del alma. 
Penetra con tu santa luz 
en lo más íntimo 
del corazón de tus fieles. 
Sin tu ayuda divina 
no hay nada en el hombre, 
nada que sea inocente. 
Lava nuestras manchas, 
riega nuestra aridez, 
cura nuestras heridas."


(Fragmentos de la Secuencia de Pentecostés)