"Espíritu Santo, que eres la fuente inagotable de todo lo que existe, hoy quiero darte gracias.
Gracias ante todo por la vida, por el fascinante misterio de existir. Porque respiro, me muevo, corre sangre por mi cuerpo, mi corazón late. Hay vida en mí. Gracias.
Gracias porque a través de mi piel y mis sentidos puedo tomar contacto con el mundo, porque puedo percibir los seres que has creado a mi alrededor.
Porque el aire roza mi piel, siento el calor y el frío, percibo el contacto con las cosas que toco.
Gracias porque mi pequeño mundo está repleto de pequeñas maravillas que no alcanzo a descubrir.
Me rodeas y me envuelves con tu luz.
Gracias, Espíritu Santo.
Amén."