A veces parece fácil hablar de amor a los enemigos, hasta que alguien nos critica, nos quita la fama, se queda con cosas nuestras, nos roba o nos trata agresivamente.

Entonces sentimos algo que nos muerde por dentro, y toda la ternura desaparece. Amar a los enemigos no es algo natural, sino algo superior, que sólo es posible si dejamos que el Espíritu Santo nos cambie la vida. Hay testimonios muy bellos de personas que fueron capaces de pasar por alto las ofensas y seguir amando a pesar de todo. El modelo más perfecto es el de Jesús. Pero hoy quisiera recordarte el ejemplo de Martin Luther King, ese gran defensor de los derechos de los negros en Estados Unidos. Cuando algunos amigos suyos querían defenderse utilizando la violencia, él les pedía que reaccionaran con amor y vencieran el mal con el bien. A sus enemigos, que finalmente lo asesinaron, les escribía estas palabras admirables:


"Haz lo que quieras, y seguiremos amándote...Métenos en la cárcel, y aún te amaremos; arroja bombas en nuestras casas, y aún te amaremos; aterroriza a nuestros hijos, y todavía te amaremos. Envía en plena noche a tus bandoleros a nuestras comunidades, para que nos apaleen y nos dejen medio muertos, y todavía te amaremos..."

Ese amor es una obra preciosa del Espíritu Santo, que hace maravillas admirables. Por eso, no todo está perdido.