Francisco de la Torre lleva dos décadas como alcalde de Málaga, la sexta ciudad española en población con casi 600.000 habitantes. Toda una institución ya en la ciudad, este político del Partido Popular se confiesa católico y cuenta cómo se dirige a Dios a través de la oración.
La Diócesis de Málaga ha realizado un especial sobre la oración donde distintas personalidades, artistas, políticos o empresarios hablan de su relación con Dios. Y ahora le ha llegado el turno al alcalde de la ciudad.
De la Torre confiesa que aprendió a rezar en familia. “Fueron mi madre y mi padre quienes me enseñaron, pero recuerdo especialmente aprender de mi abuela. Era una mujer muy religiosa, viuda, de Misa diaria y con una fe muy sólida. También el colegio de El Monte, donde inicié la Primaria, fue un lugar de aprendizaje en la oración”.
Él mismo reconoce que su oración es “poco convencional”. Afirma que reza de “forma muy variada. A veces es una oración de unos pocos segundos, de un minuto, en un momento de emoción cuando veo amanecer o atardecer en un paseo de cualquier día. Son momentos que se prestan mucho a la meditación religiosa”.
"La política y la oración"
El regidor vincula su oración con su trabajo como servidor público puesto que rezar ayuda a ver “a toda la población de una ciudad, de un país, del planeta, como una comunidad de vecinos, de seres humanos en marcha, que debemos ir ayudándonos unos a otros, progresando, para tener una sociedad más justa, más igual, más solidaria. En la oración también encuentro esa visión del otro como un prójimo que tiene problemas, inquietudes, y al que hay que ayudarle. Por tanto, en el trabajo diario (nosotros, desde lo público; otros, desde su tarea privada) se hace también oración: trabajar de cara al bien común, viendo a Jesucristo en los demás y tratando de sentirnos cerca de cada uno de los seres que nos rodean”.
La naturaleza le ayuda en la oración, a verse "en la inmensidad del universo, como una parte de él. Eso te anima a pensar en lo trascendente, a ver a Dios como alguien superior a nosotros pero con quien podemos tener una relación de afecto. En el caso de nuestra fe católica, centrado en Jesucristo y en la Virgen María. En la oración reconocemos la infinitud de Dios y la finitud nuestra, nuestra levedad y pequeñez; la necesidad de tener un horizonte más allá de la vida material; pensar, sentir y creer en una vida trascendental que se extiende más allá de los confines de nuestra vida terrena”.
Además, reconoce que su oración preferida es el Padrenuestro: “veo en ella la posibilidad de un diálogo muy directo y muy claro con nuestro Padre”. Pero como buen malagueño, “me viene con frecuencia la advocación de la Virgen de la Victoria, nuestra patrona. A ella acudo en los momentos difíciles”, añade.