El envejecimiento del clero y la ausencia de vocaciones es un problema de primera magnitud en bastantes diócesis españolas, aunque en algunas es casi una situación crítica. En bastantes de estos casos coincide además con zonas geográficas igualmente envejecidas y más rurales.
Un ejemplo de ellos es Segovia, diócesis castellana muy cercana a Madrid pero que acaba de cumplir 10 años desde que su catedral vio la última ordenación de un sacerdote. Una década sin ordenaciones, pero en la que han fallecido hasta 47 sacerdotes. Y sólo gracias a la llegada de sacerdotes de otros países y lugares de España la diócesis de Segovia ha podido salir adelante con una digna atención pastoral.
Según el Nomenclátor de la Conferencia Episcopal Española, en 2019 esta diócesis castellana contaba con una población de unos 153.000 habitantes y 337 parroquias. Para atender a esta población que vive en numerosos pueblos contaban con 145 sacerdotes diocesanos, de los que 78 eran jubilados.
Esta es la situación que existe en esta y otras diócesis, y es a partir de ahí donde hay que intentar revertir la situación. Y es en lo que trabaja el obispo de Segovia, monseñor César Franco.
Potenciar la pastoral vocacional
Una de las prioridades es ahora levantar la pastoral vocacional, y en estos momentos hay tres seminaristas mayores, y se ha reabierto el seminario menor, que cuenta con cuatro chicos.
En un artículo publicado por la diócesis de Segovia, uno de los seminaristas mayores, Alberto Janusz Kasprzykowski, analiza esta situación y cuenta qué se está haciendo para cambiar.
Este joven aspirante al sacerdocio recuerda que aunque desde hace una década no se ha ordenado nadie hace medio siglo el seminario menor contaba con casi 500 seminaristas, pero el número fue decayendo, diez años después ya eran solo 25 los seminaristas en Segovia (en el mayor y en el menor) hasta que se cerró en el 2000.
Alberto explica que “para ayudar a que los jóvenes pudieran descubrir si su vocación era la de ser sacerdote, se inició el seminario menor en familia, donde los jóvenes que quisieran se reunían quincenalmente para tener un encuentro donde rezaban, se formaban y convivían con el objetivo de discernir si Dios les estaba llamando a servir a los demás desde el sacerdocio. Estos encuentros se realizaron durante 8 años, y yo doy gracias a ellos porque me ayudaron a acercarme más a Dios y a poder dar el paso a entrar en el seminario mayor”.
Seminaristas de las diócesis de Castilla y León de convivencia en Segovia el pasado mes de marzo.
Con la llegada de monseñor Franco se abrió en 2016 el seminario menor, que cuenta con cuatro seminaristas, que viven en el seminario durante la semana laboral y asisten a los institutos en los que realizaban los estudios académicos antes de entrar. Allí además de convivir realizan diferentes actividades como excursiones, oraciones, deporte y apoyo académico.
Tres seminaristas mayores
En el caso de Segovia, el seminario mayor se encuentra en Salamanca y es acogido por el Teologado de Ávila. Donde diferentes seminaristas de siete Diócesis distintas conviven y forman una comunidad que ayuda en este proceso, en este camino, hasta el sacerdocio.
En la actualidad, Segovia cuenta con tres seminaristas mayores, uno de ellos con los estudios teológicos finalizados. Pero hay otras diócesis que no tienen en estos momentos ninguno. Este seminarista explica que “hay que tener en cuenta que, durante estos diez años, han fallecido 47 sacerdotes (6 de ellos curas incardinados a la Diócesis pero que realizaban su tarea pastoral fuera de ella) y solo gracias a más de 30 sacerdotes que provienen de diferentes Diócesis y países, se puede servir a toda la provincia de Segovia intentando compaginar los actos comunitarios y el trato personal, llevando a Cristo a través de los sacramentos.
“Muchas pueden ser las causas de este década sin una nueva ordenación sacerdotal: el secularismo, el miedo de los jóvenes a comprometerse, un testimonio tibio de las comunidades eclesiales que no ayudan a la dimensión vocacional de todo cristiano, el centrarse en una fe individualista perdiendo el factor comunitario de la misma, etc. Pero de lo que no hay duda es que la Iglesia de Segovia: todos sus sacerdotes con el obispo a la cabeza y todos sus fieles, seguirán ayudando a los jóvenes y no tan jóvenes de vislumbrar si Dios les llama a la vocación del sacerdocio y les acompañarán para mantener el sí, la respuesta personal a la Buena Noticia que Dios les hace. Pues Dios sigue llamando a los jóvenes para que sirvan a todos los segovianos y segovianas para hacer presente a Dios y a la Iglesia universal entre ellos”, concluye este seminarista mayor.