En 1597, un hombre arrepentido acudió al sacerdote jesuita Juan Juárez, en Alcalá de Henares, España, y le confesó haber robado junto a un grupo de moriscos 24 Hostias consagradas en diversos templos. Las entregó envueltas en un papel. No era la primera vez que esto sucedía, solo que en otras ocasiones los ladrones habían envenado las formas y habían matado así a varios sacerdotes. Los jesuitas decidieron dejar reservadas las formas en un lugar del templo esperando que éstas con el tiempo se corrompieran naturalmente y desapareciera la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Sin embargo, el tiempo pasó, se les hicieron diferentes pruebas, pero nunca llegaron a corromperse las sagradas formas.
Así el año 1619, 22 años después, se llegó a la conclusión de que la única explicación posible de este no deterioro era un milagro, autorizándose entonces el culto público. Lamentablemente, durante la guerra civil española, tanto la custodia que las guardaba como las sagradas formas, desaparecieron.
En este vídeo, don David Calahorra, Consiliario de la Adoración Perpetua de Alcalá, explica el milagro
Celebraciones en Alcalá de Henares
Ahora, durante este fin de semana, la diócesis de Alcalá de Henares se dispone a celebrar diversos actos con ocasión del IV Centenario del Reconocimiento del Milagro de las Santas Formas Incorruptas de Alcalá de Henares. Este sábado día 1, a las 18:00 horas, se procederá al traslado de la Custodia de las Santas Formas desde su capilla en la parroquia de Santa María la Mayor hasta la catedral. Más tarde, a las 19:30 horas, presidida por el obispo monseñor Juan Antonio Reig Pla, se celebrará la solemne Eucaristía. A continuación, y con exposición del Santísimo Sacramento en la Custodia de las Santas Formas, se realizará una Vigilia de Oración.
Actual custodia, la original fue robada al incio de la Guerra Civil Española
Mañana, 2 de junio, a las 18:00 horas, se ha programado la celebración de Vísperas en la catedral y una Solemne Procesión hasta la capilla de las Santas Formas, en la parroquia de Santa María la Mayor, con bendición del Santísimo en el patio del palacio arzobispal.