Julián Justel y Mari Carmen Vicente han sido dos de los cada vez más numerosos peregrinos que se han unido a Madre Ven acompañando a la Virgen llegada desde Éfeso y que marcha entre Zaragoza y Santiago de Compostela.
En estos momentos la Virgen se encuentra a la altura de Cantabria, pero este matrimonio perteneciente al Camino Neocatecumenal de la parroquia de San Braulio en Zaragoza peregrinó durante las dos primeras etapas, la primera de ellas partiendo desde la basílica del Pilar.
En una entrevista con Religión en Libertad, estos padres de familia numerosa y abuelos ya de diez nietos relatan su experiencia durante esta original peregrinación y cómo puede ayudar a las personas que se encuentren con ella durante este largo camino hasta Santiago, y más adelante por otros grandes santuarios de España:
-¿Cómo conocisteis esta peregrinación de Madre Ven y qué os llevó a sumaros a ella?
-La primera noticia la tuvimos por medio de la Capilla de la Adoración Perpetua, aquí en Zaragoza, y de allí nos remitieron a la Asociación de Amigos del Camino de Santiago. Es esta última la que ha apoyado y organizado las diferentes etapas en Aragón. Nosotros somos verdaderos amantes, además de practicantes, del Camino de Santiago. Por ello, y dadas las circunstancias de la situación actual debido a la pandemia, nos pareció desde el principio un verdadero privilegio el poder acompañar a la Virgen.
-¿Cómo fue la llegada de la Virgen a España?
-El 29 de abril la Imagen de la Virgen fue trasladada, por un avión del Ejército del Aire, de Éfeso a Zaragoza, a la Basílica-Catedral del Pilar. El día siguiente la situaron en el camarín de la Virgen del Pilar para que todos los fieles que quisieran se acercaran a visitarla. El 1 de mayo, después de la Eucaristía presidida por el Sr. Arzobispo y concelebrada por el Cabildo, y tras la bendición del primero, se inició la peregrinación por las orillas del Ebro. Fue impresionante ver la cantidad de gente que acompañaba a la estatua de la Virgen hasta la salida de la ciudad. Solo pudimos seguir más adelante 50 peregrinos, debido a las restricciones sanitarias. En los días que participamos, al llegar al final de la etapa, el pueblo acogía a la Virgen. Ya en la iglesia, realizamos la oración solemne del Santo Rosario, preparada por el pueblo. La imagen permanecía en la iglesia toda la noche, y a la mañana siguiente, después de la Eucaristía, se iniciaba la siguiente etapa.
Julián Justel y Mari Carmen Vicente con la Virgen en Madre Ven
-¿Qué etapas pudisteis realizar?
-Solo pudimos hacer dos etapas, es una pena que por diversas obligaciones no hayamos podido realizar más. Aún así, intentaremos retomar la peregrinación en otro momento cercano y lugar un poco más lejano.
-¿Cuál ha sido vuestra experiencia?
-Ha sido maravillosa. Es cierto que la cantidad de personas estaba limitada, se han cumplido escrupulosamente las medidas de seguridad y distancia. Sin embargo, la experiencia a nivel humano ha sido más que estupenda. Compartir y ayudar, ponerte en camino, te hace en definitiva salir de ti mismo, de tu zona de confort. Al mismo tiempo, rezar a nuestra Madre junto a otros peregrinos te hace entrar en comunión.
-¿Qué bien puede hacer una peregrinación de este tipo en un mundo secularizado? ¿Es sólo un refuerzo para los creyentes o puede ayudar a los alejados?
-Para los creyentes no solo es un refuerzo, sino también una experiencia íntima. Caminar juntos, en silencio u orando, nos enriquece como cristianos. En cuanto a los alejados de la fe, estamos convencidos de que ver el signo de la Virgen, caminando con una comunidad viva detrás, es cuanto menos un interrogante que se abre. Este interrogante no lo contemplan todos los días, y sabemos que la Virgen hace milagros y convierte corazones…
-¿Qué significa la Virgen en vuestras vidas, en vuestro matrimonio y para toda vuestra familia?
-Desde pequeños se nos presentó a la Virgen como la madre que teníamos en el Cielo. Hemos tenido la fortuna de poner desde el principio nuestro matrimonio bajo Su protección, sabiendo que solo con su ayuda podemos entrar en la Voluntad de Dios. Esto es clave para nuestras vidas, así lo hemos experimentado, seguimos haciéndolo y es lo que hemos intentado transmitir a nuestros hijos, y ahora a nuestros nietos.
-Aún quedan muchas etapas de Madre Ven en España, ¿qué diríais a aquellas personas que no conocen esta iniciativa o que dudan de sumarse a ella?
-Les animamos efusivamente, es una oportunidad enorme de enriquecimiento humano y espiritual. Nuestra Madre viene a nuestro encuentro, es una Gracia tenerla, un regalo para vivir y estar continuamente agradecidos por su Amor. Se me viene a la mente la oración que, desde pequeño, rezábamos y que ahora el Santo Padre, con motivo de la pandemia, recomienda hacer a todos los cristianos: ‘Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desoigas la oración de tus hijos necesitados. Líbranos de todo peligro, oh, siempre Virgen, Gloriosa y Bendita’.