El arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, es consciente de la vida contemplativa y por ello lleva tiempo dando la bienvenida a varias congregaciones para que se instalen en su diócesis. Mientras algunos conventos han sido dejados por sus comunidades, otros carismas están llenando su vacío.
Esto es precisamente lo que ocurrió este sábado cuando el cardenal Cañizares bendijo una nueva comunidad religiosa contemplativa en el antiguo monasterio de San Jacinto –ahora se llamará Belén de la Inmaculada- de la localidad de Agullent, y que data del siglo XVI.
Se trata de una comunidad de las Hijas de la Sagrada Familia. En la actualidad, además de la Casa General en Colombia, tienen comunidades en Quito (Ecuador) y, desde hace días, en Menorca.
Una comunidad procedente de Colombia
Las ocho religiosas que integran la comunidad forman parte del instituto Hijas de la Sagrada Familia, fundado en Colombia en 2011, y cuya solicitud para fundar la comunidad en el antiguo monasterio de San Jacinto de Agullent, que llevará el nombre de Monasterio Belén de la Inmaculada, fue leída al inicio de la celebración, por la superiora general, María de Jesús, que había llegado procedente de Barranquilla (Colombia).
Además, las religiosas abrieron en la iglesia del mismo monasterio una capilla de Adoración Eucarística Perpetua que también fue inaugurada por el titular de la diócesis.
Según recoge la agencia AVAN, el cardenal Antonio Cañizares hizo patente en su homilía la "inmensa alegría" que supone la nueva andadura como comunidad de las Hijas de la Sagrada Familia en el Monasterio de Belén de la Inmaculada de Agullent. "Dios ha querido que iniciéis esta andadura aquí precisamente en el día de los Santos Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, puesto que la misión que vosotras realizaréis en este monasterio es muy parecida a la de ellos".
Necesidad de abrirse al Señor
El cardenal también resaltó el carisma de la congregación, que es la adoración perpetua a Jesús Sacramentado, e invitó a los fieles a ser participes de la Adoración Eucarística Perpetua porque "cuánta necesidad tenemos de abrirnos al Señor". A través de la adoración, "el amor de Dios llega y se difunde su espíritu".
Además, son las Hijas de la Sagrada Familia "sus enviadas en esta misión de hacer presente a Dios y proteger a los hombres", aseguró el Arzobispo de Valencia. Por lo tanto, "seamos agradecidos a Dios con este inmenso don que recibimos. Aunque nos queda por recorrer un largo camino, nada debemos temer si el Señor con nosotros".
Igualmente, fue leído por el canciller secretario del Arzobispado, Jose Francisco Castelló, el decreto del cardenal arzobispo por el que se erige la nueva comunidad en el monasterio y se designa superiora local de conformidad a la superiora general. El arzobispo también ha designado capellán del monasterio al párroco de Agullent, José Manuel Vidal.
La adoración como alimento
Al término de la eucaristía, tuvo lugar una procesión claustral con el Santísimo y quedó abierta solemnemente la capilla de Adoración Eucarística en el propio monasterio.
El nuevo nombre de “Monasterio Belén de la Inmaculada” se debe a que todos los monasterios de esta congregación reciben por primer nombre Belén porque “tenemos como fin primero vivir a semejanza de Cristo e imitarlo en su vida de pobreza que se manifiesta desde su mismo nacimiento”, según han indicado fuentes de la congregación.
Además, la iglesia del monasterio ha quedado habilitada como Capilla de Adoración Eucarística Perpetua de forma ininterrumpida desde el sábado las 24 horas todo el año. De hecho, ya han abierto la inscripción para todos los que deseen participar en los turnos.
Las Hijas de la Sagrada Familia, cuyo hábito es una túnica de color azul celeste con escapulario, tienen como carisma precisamente “la adoración perpetua a Jesús Sacramentado, vivir y enseñar una profunda devoción a la Virgen así como la consagración a Jesús por María”, siguiendo el método de San Luis María Grignion de Montfort (Francia, 1673-1716). Además de los tres votos religiosos de pobreza, castidad y obediencia, asumen un cuarto voto de "esclavitud Mariana".
Por otra parte, realizan “apostolado de acompañamiento espiritual” a personas que acuden al monasterio y para ello utilizan los locutorios como espacios de evangelización para grupos de religiosos, sacerdotes, laicos, parejas, matrimonios. También ofrecen catequesis a solicitud de las parroquias.