Este viernes ha fallecido a los 72 años y tras una larga enfermedad el sacerdote Anastasio Gil, director nacional de Obras Misionales Pontificias y del secretariado de la Comisión Episcopal de Misiones de la Conferencia Episcopal. Durante años, este religioso muy querido en la Iglesia ha estado volcado en la evangelización, especialmente vinculado al anuncio misionero.
Esta semana su estado de salud se había deteriorado aún más, y el portavoz de los obispos, José María Gil Tamayo ha anunciado el fallecimiento de don Anastasio. “Oremos a Dios por este sacerdote y evangelizador ejemplar, trabajador infatigable, entregado plenamente al anuncio misionero. Descanse en paz”, escribía en Twitter el vocero de la Conferencia Episcopal.
El sacerdote ha fallecido acompañado de su familia, y tras recibir los santos sacramentos. Sus restos mortales se velarán en el tanatorio Norte de Madrid, informa Obras Misionales Pontificias, con un funeral a las 19h en su capilla. Recibirá sepultura en el cementerio de Veganzones (Segovia), su pueblo natal, con funeral este sábado día 8 a las 12 en la parroquia del pueblo.
Una vida dedicada a impulsar la vida misionera
Anastasio Gil García nació el 11 de enero de 1946 en Veganzones (Segovia). Fue ordenado sacerdote con 24 años en la diócesis de Segovia, aunque en 1983 se incardinó en la diócesis de Madrid. Licenciado en Teología por la Universidad de Comillas en 1970, completó sus estudios con una diplomatura en Psicología Educativa en 1972, y con un doctorado en Teología por la Universidad de Navarra en 1981. Su primera ocupación pastoral fue como capellán y profesor de religión en el Colegio Montealto de Madrid -durante 20 años-, lo que compaginó con su trabajo de profesor de Pedagogía Religiosa en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. En ese tiempo fue también coadjutor en la parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Algete. En 1987 fue nombrado delegado de Catequesis de Alcalá de Henares, que por aquel entonces era una vicaría de la archidiócesis de Madrid, y pasó posteriormente a ser diócesis, con él mismo al frente de su Delegación Episcopal de Catequesis.
En 1988 fue nombrado subdirector del Secretariado Nacional de Catequesis de la Conferencia Episcopal, servicio que desarrolló hasta que en 1999 dio el salto al mundo misionero. En este periodo de tiempo continuó con su labor docente, como profesor de Teología y Didáctica de la Religión en la Escuela Universitaria "Fomento Centros de Enseñanza", y de Pedagogía Catequética en la Facultad de Teología San Dámaso. En el ámbito pastoral, fue miembro del equipo presbiteral de la parroquia San Jorge de Madrid, y perteneció al Consejo de Redacción de la revista Actualidad Catequética.
En 1999 fue nombrado director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias, y dejó el ámbito de la catequesis para entregarse en cuerpo y alma a las misiones. En 2001 asumió la subdirección nacional de Obras Misionales Pontificias (OMP), con monseñor Francisco Pérez González al frente de esta entidad. En 2011 fue nombrado director nacional de la institución pontificia, cargo que en el que fue confirmado en 2016, y que ha desempeñado hasta el final de sus días, compaginado con sus funciones en el Secretariado de la Comisión de Misiones de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
Entre 2006 y 2011 dirigió el Fondo Nueva Evangelización de la CEE; desde 2011, la cátedra de Misionología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid, y desde 2008 era vicepresidente de la ONG Misión América. En el ámbito internacional, se contó con su experiencia en diversas instituciones misioneras dependientes de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos en Roma. Por otra parte, a lo largo de su trayectoria publicó numerosos libros y artículos de temática catequética, pedagógica y, por supuesto, misionera.
Su esfuerzo y dedicación han contribuido decisivamente a renovar e impulsar la animación misionera en España. Ha visitado en numerosas ocasiones las 69 Delegaciones Diocesanas de Misiones, apostando por una labor de concienciación misionera realizada en comunión eclesial. Para esta tarea de animación, Anastasio Gil no contó solo con todos los delegados de Misiones, sino que supo aglutinar también a todas las instituciones y servicios misioneros de la Iglesia católica en nuestro país. En las Asambleas de OMP en Roma era un ejemplo de trabajo bien hecho para todas las OMP del mundo. Aunque él nunca estuvo como misionero en los territorios de misión, ha entregado su vida por amor a la evangelización y al trabajo de los misioneros en toda la Tierra.