Una vez que la Conferencia Episcopal Española ha presentado las pautas a seguir para poder celebrar misas públicas y otros sacramentos en esta fase de desconfinamiento varios obispos ya están realizando sus propias “indicaciones prácticas” en sus diócesis.

Uno de los primeros ha sido el arzobispo de Granada, Javier Martínez, que ha emitido una nota que da indicaciones en algunas cuestiones relacionadas con la celebración de sacramentos como el bautismo, la comunión o el matrimonio, que aunque siguen “pospuestas” durante el estado de alarma sí se abre a acordar con los sacerdotes que se puedan celebrar algunos de ellos en circunstancias muy concretas.

"Más en privado"

Monseñor Martínez señala que los párrocos que, de acuerdo con las familias, quieran hacer bautizos o comuniones "más en privado" y seguidas de una pequeña celebración familiar en la casa "pueden hacerlo en cualquier momento, incluso en cualquier día de la semana".

“Las circunstancias de cada parroquia, de cada comunidad y de cada familia son tan diferentes, que no es posible dar una orientación única sin incurrir en multitud de injusticias e incoherencias o contradicciones. Los párrocos que, de acuerdo con las familias, quieran hacer los bautizos o las comuniones más en privado, y seguidas de una pequeña celebración familiar en la casa, pueden hacerlo en cualquier momento, incluso en cualquier día de la semana, y (para las comuniones) en pequeños grupos de no más de cinco niños, con la asistencia sólo de sus padres y abuelos (o de padres y padrinos), siempre que no se sobrepase el número de asistentes a la iglesia permitido por la ley y se guarden las distancias debidas”, explica el arzobispo.

"El sacramento no es el banquete"

Para el sacramento del matrimonio, Martínez asegura que las bodas “no queda más remedio que posponerlas hasta que hayan desaparecido las limitaciones actuales. Naturalmente, hay que recordar que el sacramento no es el banquete (aunque desde siempre y en todas las culturas, el matrimonio ha sido rodeado de celebraciones festivas y populares). Aquellos matrimonios que quisieran no esperar a su celebración, por los motivos que fuese (religiosos, económicos, o de cualquier otro tipo), pueden también hacerlo de manera más restrictiva, cumpliendo con los requisitos de la normativa para otros actos públicos. Incluso podrían celebrar el matrimonio y posponer la celebración del banquete para otro momento. Pero todo esto, en relación con las bodas, es algo que compete en primer lugar a los novios (que son según la tradición cristiana común los ministros del sacramento), de acuerdo con sus párrocos”.

Con respecto a los funerales que no hayan podido ser celebrados durante el período del confinamiento, el arzobispo afirma que “las personas que no hayan podido despedirse de sus seres queridos y desean que la comunidad cristiana ore por ellos y les acompañe en su duelo de algún modo, tendrán que dirigirse a sus párrocos y ver la posibilidad de que pueda, a medida que la posible participación en celebraciones litúrgicas se haga más flexible, se celebre la Misa de funeral correspondiente”.

Sin embargo, avisa que “mientras duren las restricciones que se dan para los demás ámbitos de la vida, hay que evitar los duelos al final del funeral, y deben sólo asistir los familiares y las personas más allegadas al difunto. Las circunstancias pueden obligar en ciertas parroquias a que se celebren funerales por varios difuntos en la misma Eucaristía”.

Puede leer aquí íntegras las indicaciones del arzobispo de Granada