En estos días previos al verano en muchas diócesis se están realizando ordenaciones sacerdotales y diaconales que con tanta alegría y esperanza son acogidas en un tiempo donde cada vocación es tan necesaria ante la falta de clero.
Una de estas diócesis es la de Córdoba, donde el próximo sábado 26 de junio monseñor Demetrio Fernández ordenará a siete nuevos presbíteros de los dos seminarios, el de San Pelagio y el Redemptoris Mater.
La diócesis cordobesa ha querido entrevistar a los nuevos sacerdotes sobre la vida que les llegará en apenas unos días. Uno de ellos es Pablo Fernández, nacido en Córdoba en julio de 1992 y formado en el seminario Redemptoris Mater del Camino Neocatecumenal. El otro es José Antonio Valls, nacido en Málaga en abril de 1996, y perteneciente al seminario San Pelagio.
Ambos responden así a las respuestas que les plantea la diócesis de Córdoba:
-Tu paso por el Seminario termina, ¿Cómo afrontas estos últimos días antes de tu ordenación presbiteral?
-Pablo Fernández: Estos últimos días intento vivirlos al máximo porque sé que estos días no volverán nunca. Lo que nos dice el rector, la formación, la convivencia con los seminaristas, de la que se aprende mucho, todo esto es muy positivo para el futuro. Espero no perder la gracia, eso es un Kairós, el Señor está pasando por mi vida por medio de este último tiempo de seminario y me está haciendo conocerme más profundamente. Bajar a lo profundo y ver mis defectos y virtudes.
-José Antonio Valls: Con muchas ganas, tengo muchas ganas de ordenarme. Entré al Seminario con catorce años y tengo veinticinco. Estos once años se los agradezco enormemente al Señor porque me ha hecho mucho bien. Tengo ganas de salir a calle, de centrarme en la ilusión de mi vida, que es trabaja con el Señor y dar la vida por Él en contacto directo con la parroquia.
José Antonio Valls es otro de los siete jóvenes que serán ordenados sacerdotes en Córdoba el próximo sábado
-A lo largo de este periodo de discernimiento y formación ¿Cómo has vencido el miedo y la duda?
-Pablo: Por la confianza que da la fe. Sé que detrás de mí hay mucha gente, está la Iglesia entera, desde el Obispo hasta el último gato de mi parroquia. Este paso no lo voy a dar solo, si fuera solo no lo daba porque el demonio se encarga de decir: esto no va a ir bien, va a fallar, no funciona. Pero tengo detrás una comunidad neocatecumenal. Este paso que doy no es para mí, para crecer yo, es para ponerme al servicio de los hermanos porque veo que hace falta en la Iglesia. Siempre voy a tener una referencia, alguien que me diga lo que hacer o cómo. En este sentido este paso lo doy confiado en el Señor que por medio de los hermanos me va a estar ayudando siempre. Lo importante es que el Señor me conceda la gracia de ponerme de cara a Él todos los días.
- José Antonio: Durante toda mi formación he tenido muchos miedos pero el Señor me ha ayudado a vencerlos. En la imagen de Jesucristo cuando está durmiendo en la barca y los apóstoles con mucho miedo Él te enseña que en la barca hay más Jesús que agua. Reconocer que en mi vida está presente Jesús es lo que me ha ayudado a superar mis miedos y mis dudas.
-¿Qué sacerdote esperas ser?
-Pablo: Pues normal, no espero ser una gran cosa. No espero cambiar parroquias, pero en la medida de lo posible espero ser canal del Espíritu Santo, que pueda por mi medio ayudar a la gente. Yo soy puro impedimento pero es el Señor el que hace las cosas y es el que me ha traído hasta aquí, desde mi nacimiento hasta ahora.
-José Antonio: Me encantaría ser un sacerdote santo, como Jesús lo sueña de mí. Soy muy limitado entonces me tengo que poner a su disposición con humildad. Espero que el Señor tenga vía libre conmigo para hacer lo que Él quiera. No tengo ningún prejuicio de cómo quiero vivir mi sacerdocio, que el Señor me enseñe porque yo no sé.
-¿Cómo imaginas la Iglesia del futuro de la que tú vas a formas parte?
-Pablo: Me la imagino bastante reducida pero fuerte en la fe. Durante la pandemia he visto como las comunidades neocatecumenales, y la Iglesia en general, se han visto bastante fortalecidas porque los sacramentos no se valoran hasta que se pierden, y en este tiempo hemos visto muchas familias que han estado privadas de los sacramentos.
Durante la pandemia estuve en Jordania y tuvimos que celebrar juntos, ahí se entiende el valor que tiene celebrar la misa juntos. El Señor no nos ha dejado solos nunca, aun en este tiempo difícil.
La Iglesia del futuro me la espero viva, llena de fe y ganas de evangelizar. Yo me apunto a evangelizar porque verdaderamente Cristo salva, vive y reina y es el que mueve nuestras vidas. La Iglesia del futuro será, como dice el Papa “Iglesia en salida”.
-José Antonio: Será una Iglesia de santos o no será Iglesia. El cristiano del mundo de hoy se tiene que enfrentar a una realidad que no anima a vivir la vida con Cristo. Vivir la vida con Cristo es algo contracultural, el cristiano de hoy tiene que apostar por una vivencia de Jesucristo muy profunda, que entre en la humanidad de la persona. La Iglesia del futuro va a ser mística, va a apostar por la santidad, no vale vivir de actos sociales, va a crecer la santidad y nos va a sorprender.