En una doble reflexión, audiovisual y escrita, sobre la pandemia del coronavirus, el obispo de Tarrasa (Barcelona), Josep Àngel Saiz Meneses, ha señalado que ahora que tenemos "más tiempo para pensar, para repasar nuestra vida, con toda su escala de valores", y que "lo primero y más importante es volver la mirada y el corazón a Dios y dejarnos convertir por Él". 

Y eso ¿en qué consiste? En dejar que Él "renueve las actitudes, la mentalidad, los criterios" que nos guían, y así "reorientar la vida para que Cristo sea el centro que vertebra todos los elementos: familia, trabajo, aficiones, compromiso político, voluntariado... toda la existencia".

"En nuestra vida, en nuestras familias, en nuestra sociedad, demos a Dios el lugar que le corresponde: el primer lugar. Él nos dará la fuerza para seguir luchando y alcanzar la victoria", resumió.

Monseñor Saiz Meneses alertó también contra la tendencia del hombre de endiosarse. Una tendencia que la virulencia de la pandemia parece cortar en seco, pero que puede reactivarse cuando la ciencia y la técnica consigan derrotarla: "El  ser humano podría caer en la tentación de pensar que ya no hay necesidad de Dios, porque el hombre tiene la capacidad de construir todo lo que desee. Ahora bien, no olvidemos que esta historia no es nueva, es la historia de la construcción de la Torre de Babel" que relata el libro del Génesis. En aquel momento los hombres "quisieron ocupar el lugar de Dios y por su soberbia quedaron confundidos y divididos".

Esta circunstancia mundial de la epidemia debe servirnos para todo lo contrario, pide asimismo en las Reflexiones de un pastor ante el coronavirus que dirigió a sus feligreses el pasado sábado: "Salgamos de esta crisis más maduros, más responsables, más sensatos y solidarios".

Un examen de conciencia, "revisión de vida a la luz de la Palabra de Dios", se revela como algo "imprescindible" para conocerse a sí mismo y "situarse debidamente ante Dios y ante los demás" y ser conscientes de nuestra "pequeñez" y así  "llegar a la verdadera humildad". Con humildad comprendemos que "el sentido de la vida del hombre es recibir el amor de Dios, conocerlo, creerlo y vivirlo; compartirlo y comunicarlo; amar a Dios con todas las fuerzas y al prójimo como a sí mismo".

Monseñor Saiz Meneses recordó también que esta crisis debe hacernos ver que "el egoísmo y el individualismo no nos llevan a ninguna parte": "Nuestra vida aquí en la tierra no es definitiva, es una peregrinación hacia la casa del Padre, y el espíritu de fraternidad es imprescindible. Los compañeros de camino siempre son un apoyo para superar las contrariedades que aparezcan durante el viaje, que será más llevadero si se hace en compañía".

Por último, tras unas palabras de agradecimiento a todos los que tienen alguna responsabilidad en la lucha contra el coronavirus, instó a todas las personas consagradas, y en particular a los sacerdotes, a "mantener la intensidad" de su vocación: "Es el momento de la creatividad pastoral, de la oración de intercesión y del ofrecimiento diario de la Santa Misa, de manera privada, por el pueblo que tenemos encomendado. Me viene a la memoria la experiencia relatada por el cardenal Van Thuan cuando tenía que celebrar la Misa privado de libertad. En su celda celebraba cada día con los pocos medios que tenía a su disposición ofreciéndola por la salvación de la humanidad. Esta es hoy nuestra trinchera".