En febrero del año 313 los emperadores Constantino (de Occidente) y Licinio (de Oriente), reunidos en Milán, promulgaron el Edicto de Milán, la despenalización del cristianismo en todo el Imperio, que incluso restituía los bienes confiscados a los cristianos. Eso cambió la historia de Occidente y del mundo. Y detrás de Constantino estaba el obispo de Córdoba, Osio (256-357), que fue su asesor y consejero espiritual y quien probablemente le convenció para que tomara esta postura (aunque Constantino no se bautizaría hasta estar en el lecho de muerte).
Para los ortodoxos y para los católicos de rito oriental, Osio es santo, pero para la Iglesia latina desde el siglo VII su santidad estaba puesta en duda porque algunos autores antiguos le acusaban de aceptar la herejía arriana, que negaba que Cristo fuera verdadero Dios.
Pasados más de 16 siglos, su sucesor, el actual obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha conseguido que el Vaticano empiece a tramitar la "rehabilitación" de Osio como santo católico. Más en concreto, anunció el obispo, pidió al Papa «la extensión del culto público a toda la Iglesia». La solicitud ha sido admitida a trámite. Lo cierto es que desde 2018 el obispo Demetrio tiene un asiento en la Congregación de las Causas de los Santos, y probablemente eso ayuda.
Fue santo 3 siglos... y luego borrado del santoral
Osio estuvo 60 años a cargo de la diócesis de Córdoba, participó en el Concilio de Elvira, en el de Nicea y en los grandes acontecimientos de su vida, que fue larga, de 101 años. Fue considerado santo durante tres siglos, pero en el siglo VII distintos autores hispánicos consideraron que había firmado un credo arriano y por lo tanto había abrazado la herejía en sus días finales. Se le borró entonces del santoral y el calendario litúrgico.
Hoy hay expertos en patrística que defienden que Osio no firmó aquella declaración o que si lo hizo fue con las facultades mentales mermadas, con 101 años, desterrado y encerrado y bajo presión del emperador.
El diario ABC Córdoba recuerda que en 2013, con motivo de la celebración del Congreso Internacional «El siglo de Osio» en Córdoba, los expertos abordaron su figura. Juan José Ayán, autor de la obra «Osio de Córdoba, un siglo de la historia del cristianismo», defendió cómo el obispo cordobés de la Bética no estuvo presente en el Concilio arriano porque los documentos de la reunión no atestiguan su asistencia.
Después de celebrarse ese concilio, según Ayán, empezó a correrse la voz de que Osio había entrado en comunión con los arrianos. Las fuentes sugieren que el ancianísimo obispo fue violentado, forzado e incluso torturado, como lo fueron otros obispos bajo coacción imperial arriana. Ya en 2013 el obispo Demetrio anunció su pretensión de que sea «recuperado para los altares» el culto de veneración de Osio. Mientras tanto, en el calendario oriental que usan ortodoxos y católicos bizantinos se celebra ya como santo el 27 de agosto.