En su comparecencia de este jueves en el Senado, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha defendido la elección de la exministra de Educación, Isabel Celaá como embajadora de España ante la Santa Sede por su experiencia política, su “diálogo” y su “talante”.
“Lo hará estupendamente”, aseguró el ministro dando por hecho que este nombramiento se hará efectivo a pesar de no haber recibido aún el plácet del Vaticano a su llegada.
Tal y como recoge Europa Press, Albares consideró que "uno puede ser un gran profesional siendo o no diplomático" y además no vio problema en que se haya elegido a una exministra para esa legación diplomática, pues ha subrayado que el Vaticano "es un Estado muy particular" con el que las relaciones "son de otro tipo", distintas a las de los países de nuestro entorno.
Por ello, asegura que el Gobierno ha querido apostar por una "persona de diálogo, de talante y con amplia experiencia política en el mejor sentido".
Celaá ha sido ministra de Educación y Portavoz del Gobierno y responsable de la última reforma educativa, que fue contestada por colegios concertados y religiosos al entender que les discriminaba.
(Firma aquí la campaña lanzada en Tufirma.org para pedir al cardenal Parolin que no de su plácet al nombramiento de Celaá)
Frente a las críticas de PP y Vox, el ministro ha recordado que "no es la primera vez" que se opta por una persona de este perfil no diplomático para encabezar la delegación española en la Ciudad del Vaticano. "Lo hará estupendamente para mejorar las relaciones", ha zanjado.
Pese a que el Gobierno destaca de Celaá su “talante” y “diálogo”, la realidad es que esta política vasca no es especialmente conocida por su capacidad diplomática.
Enfadó a la escuela católica y concertada: 2 millones de firmas
Sorprende que alguien piense que Celaá pueda ser adecuada para el cargo, tras haber enfadado durante años a las escuelas cristianas, concertadas, de educación especial y de educación diferenciada de España.
Ha logrado algo poco frecuente, que 2 millones de personas firmaran contra la ley que lleva su nombre, como señaló la web de la campaña MasPlurales.es y que se movilizaran las escuelas de educación católica y muchos cientos de miles de alumnos contra ella.
En noviembre de 2019, como oradora en el congreso de Escuelas Católicas (organización con unos 2.000 centros, el 15% de todos los alumnos de España y 6 de cada 10 de la concertada), provocó su enfado y escándalo al proclamar que "la libertad de los padres para elegir tipo de centro no emana del artículo 27 de la Constitución" y que "de ninguna manera puede decirse que el derecho de los padres a escoger una enseñanza religiosa o a elegir centro educativo podrían ser parte de la libertad de enseñanza".
Cuando dijo esto, se escuchó el revuelo en la sala y las reacciones de las familias y las escuelas fueron de indignación sostenida. La ministra luego intentó justificarse con una sentencia de 1981 y las escuelas le respondieron con numeras sentencias mucho más recientes y actualizadas.
Pin parental: "los hijos no son de los padres", dijo
Un par de meses después, en enero de 2020, Celaá volvió a la carga criticando el "pin parental" (el derecho de los padres a saber si a sus hijos les van a impartir temas controvertidos e ideológicos para poder evitárselo) proclamando en una rueda de prensa que ese derecho paterno "vulnera el derecho fundamental a la educación, que pertenece a cada persona desde su nacimiento. No podemos pensar que los hijos pertenecen a los padres".
(Firma aquí la campaña lanzada en Tufirma.org para pedir al cardenal Parolin que no de su plácet al nombramiento de Celaá)