El sacerdote valenciano Enrique Boix Lliso (1900-1937), en proceso de canonización, que murió horriblemente torturado por activistas anticlericales, es el protagonista de un libro escrito por Arturo Climent, canónigo de la catedral de Valencia. El libro se titula Enrique Boix Lliso: sacerdote de Cristo y mártir.
Era un sacerdote muy conocido entre los jóvenes y consiliario de jóvenes de Acción Católica. Al estallar la Guerra Civil “le avisaron que irían a por él porque lo consideraban un cura demasiado influyente”, según el autor del libro. Boix se marchó a Algemesí donde fue detenido en enero de 1937 “y sin juicio, fue llevado a la cárcel y entregado al Comité de Llombai, su pueblo natal, que se lo llevó y lo encerró en un local”.
Una tortura terrible y burlesca
Llevaron al cura al claustro de la parroquia (que usaban para guardar vacas). Allí lo martirizaron el 24 de enero de 1937. Según el relato de testigos que presenciaron el martirio, “lo ataron desnudo a un limonero, lo dejaron toda la noche allí, y al día siguiente lo torearon como a un animal, clavándole agujas de hacer jersey y con un cuchillo de matar cerdos, le dieron el estoque final”.
El canónigo Climent explica que “Enrique Boix murió dando testimonio de Cristo con valentía, amor y perdonando a sus asesinos”
La finalidad de esta publicación es “que no se pierda la memoria de un sacerdote bueno, trabajador, enamorado de Jesucristo, que se dedicó a vivir a pleno pulmón su ministerio en distintas parroquias hasta que fue apresado y sufrió un martirio inhumano, horrible y cruel”, ha explicado Arturo Climent.
Fotografías, y mención a otros mártires de su pueblo
El libro ha sido prologado por el canónigo Ramón Fita, delegado episcopal para la Causas de los Santos de la Archidiócesis de Valencia. Incluye fotografías de los lugares vinculados a Boix. Recoge también los perfiles de otros siervos de Dios nacidos en Llombai, Vicente Bartual Lliso y Rafael Donat Lloret, así como del beato José Ferrer, natural de Algemesí, todos ellos martirizados en 1936.
Enrique Boix Lliso nació en Llombai el 20 de julio de 1900 dentro de una familia cristiana. Tras su ordenación sacerdotal en 1925 sus primeros cargos parroquiales los desempeñó en Xixona, Simat de Valldigna, Senija y Xeresa hasta que fue nombrado capellán de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y de las Madres Franciscanas en Alzira. En Alzira fue vicario de la parroquia de San Juan Bautista, director de la Juventud Obrera, consiliario de jóvenes de Acción Católica “y alma de muchas organizaciones juveniles católicas, por lo que es recordado como el cura de los jóvenes”, ha añadido Climent.