Este jueves la iglesia de Santa Catalina Labouré de Madrid acogió una misa funeral por el sacerdote Rubén Pérez y David Santos, padre de cuatro hijos, que fallecieron en la explosión que se produjo el miércoles en el edificio parroquial de La Paloma. Ambos pertenecían a la misma comunidad neocatecumenal y eran muy amigos.
A esta celebración íntima acudieron las familias de los dos fallecidos, sus hermanos de comunidad y sus catequistas del Camino Neocatecumenal. El cardenal Osoro ofreció un responso y posteriormente Pablo Pérez, hermano del sacerdote fallecido, celebró esta Eucaristía.
Tal y como informa el Arzobispado de Madrid, la eucaristía estuvo concelebrada por numerosos sacerdotes, entre ellos, Gabriel Benedicto, Alejandro Aravena y Moisés León, religiosos de la parroquia y que se encontraban en el edificio en el momento de la explosión.
Además, quisieron estar presenta Avelino Revilla, vicario general de la Archidiócesis, Alfonso Lozano, vicario episcopal de la III y Juan Fernández, rector emérito del Seminario Redemptoris Mater de Madrid, donde se formó el padre Rubén.
El féretro de Rubén estaba recubierto con su casulla y su estola, y con su Biblia, "la que le ha fortalecido", ha explicado su hermano, con la que escrutaba la Palabra, y que fue rescatada de entre los cascotes. Y ambos tenían también una palma, porque “han profesado su fe” en Jesucristo, en el Padre y en el Espíritu Santo, y con esta fe se han ido al cielo, ha destacado.
“¿Es Dios un monstruo?”, ha planteado el catequista de David y Rubén, Cristóbal Arjona, en la monición de entrada. “¿Esto tiene sentido?”. “¿Es posible el consuelo?”. La respuesta es la Resurrección de Cristo, dijo. “Cristo ha vencido a la muerte, y nuestra vida es posible hoy”, por eso, “vamos a celebrar que el cielo está abierto”.
La Eucaristía fue presidida por el padre Pablo Pérez, hermano de Rubén, el sacerdote fallecido en la explosión.
Ya en la homilía, Pablo Pérez contó como Rubén y David fueron dos hermanos de comunidad “que han partido juntos” y que ya en este mundo estaban unidos por un vínculo muy profundo: una “amistad verdadera”, porque estaba “fundada en Jesucristo”.
En este jueves, día en que justo se cumplían los siete meses de la primera Misa de Rubén, recordaba el sacerdote sus palabras en su también primera homilía como presbítero, en las que decía tener la “certeza de que el Señor no le iba a abandonar”. Y así se lo dijo Pablo Pérez a Sara, la mujer de David: “Tú sabes que el Señor nunca te ha defraudado” y, como dice la Escritura, “el Señor no abandona al huérfano y la viuda”.
Y aunque haya momentos de desierto, como en el que se adentrarán los familiares de los fallecidos y como recordaba la lectura de Oseas –elegida porque fue la que se proclamó en la boda de David y Sara–, el desierto es el lugar en el que “nos encontramos con el Señor”, y en el que “descubrimos que sin Él nada tenemos”.
El hermano del padre Rubén hizo también un llamamiento a la esperanza, la que demostraron sus padres “mientras veíamos cómo se apagaba” la vida de Rubén. “Que esto no nos permita dudar del amor de Dios”, dijo su padre.
Pablo Pérez Ayala concluyó su homilía reconociendo que fue una “gracia” administrarle a su hermano la Unción y la indulgencia y, como le escribieron en la corona de flores y decían las niñas de David, pidió que ambos “cuiden juntos de nosotros desde el cielo y, si no están ya, que puedan estar pronto disfrutando del Señor en su presencia”.
El funeral, retransmitido a través del canal de Youtube de la parroquia, para que pudiera ser visto por aquellos que debido a las restricciones de aforo no podían asistir congregó en directo a miles de personas y ya acumula más de 115.000 visualizaciones.
Puedes leer también: La Paloma, una parroquia muy especial: castiza, misionera y un símbolo para el Camino Neocatecumenal
Si quiere puede recibir las mejores noticias de ReL directamente en su móvil a través de WhatsApp AQUÍ o de Telegram AQUÍ