Desde el pasado mes de septiembre, el santuario de Covadonga está celebrando el Año Jubilar. En este tiempo han llegado al encuentro con la Santina miles de peregrinos, pero se espera un número mucho mayor durante este verano.
El verano se prevé, por tanto, muy animado y para atender a todos los visitantes durante los meses de julio y agosto se ha puesto en marcha el Grupo de Acogida de voluntarios en el que pueden participar todos los jóvenes que estén interesados entre los 16 y los 40 años.
Experiencias muy positivas
“Es necesario que el Grupo de Acogida nos ayude fundamentalmente a dar un buen servicio a los peregrinos, ser el rostro verdaderamente amable y acogedor de la Iglesia: poner una sonrisa, una acogida del corazón y de los hechos, aunque en ocasiones eso lleve consigo corregir alguna postura”, explica José Juan Hernández, canónigo de Covadonga y responsable del grupo, además de responsable del directorio espiritual de Religión en Libertad.
Los voluntarios tienen entre sus funciones cuidar los principales lugares sagrados del santuario, alentar el ambiente de oración y silencio en los sitios y momentos que sea necesario y ser “información y acogida ambulante. Tenemos un centro que ofrece un servicio estupendo, pero ellos deben serlo también entre la gente porque los visitantes se encuentran con dudas muy diversas: cómo llegar hasta la Santa Cueva, dónde puedo encontrar un confesor dispuesto a escucharme, soy celiaco y necesito tomar una comunión especial”, pone como ejemplos José Juan Hernández, tal y como recoge el Arzobispado de Oviedo.
El Grupo de Acogida desarrollará su voluntariado en el Santuario desde el 1 de julio hasta el 31 de agosto, aunque con muchas posibilidades de que este tiempo se alargue hasta la novena de la Santina. La estancia máxima de cada voluntario es de dos semanas y tanto la manutención como el alojamiento corren a cargo del Santuario. Con una puntualización importante, esta posibilidad de voluntariado “no es solo para asturianos, porque a veces me preguntan desde fuera si pueden venir y evidentemente que si no ponemos cuota”.
El Grupo de Acogida deja cada año sensaciones y experiencias muy positivas a todos los que participan en esta labor, “todos quieren volver y repetir la experiencia. Cuentan muchas anécdotas que les suceden, de toda índole. Desde gente muy despistada que llega con una pregunta original hasta peregrinos que les cuentan aspectos de su vida o personas que les hablan de su experiencia religiosa, de cómo estaban alejados de Dios y delante de la Santina han sentido una cierta conversión. Se van con recuerdos muy gratificantes”. Además este voluntariado no implica un horario que se amplíe a todo el día sino que está pensado para que tengan, por supuesto, sus momentos de tiempo libre.
Por todo ello, el responsable del Grupo de Acogida anima “a todos los jóvenes a que no dejen de vivir esta experiencia merece la pena y nos da un servicio estupendo y magnífico”.
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