Esta semana la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española se reunió en Madrid para abordar una serie de temas y como es habitual, al concluir compareció ante los medios el portavoz y secretario del órgano de los obispos, monseñor Luis Argüello.
Con la claridad que le caracteriza desde que asumió este cargo recientemente, el también obispo de Valladolid no tiene problemas en abordar de frente temas polémicos o complicados que se salen de lo políticamente correcto.
"El Orgullo de la maternidad y la paternidad"
Precisamente, justo cuando iba a dar comienzo la Semana del Orgullo Gay en Madrid, apoyado y patrocinado por casi toda la clase política y empresarial, Argüello dijo que “nos gustaría que se promoviera el orgullo de la maternidad, la paternidad y la diferencia sexual”.
A preguntas de Hispanidad, el diario dirigido por Eulogio López, el portavoz de la Conferencia Episcopal, añadió también que “nos parece muy importante resaltar el significado de la diferencia sexual, del ser hombre y mujer, de la relación entre hombre y mujer, del papel del matrimonio, de la familia y de la apertura a la vida”.
Sobre la homosexualidad, Luis Argüello volvió a reiterar que “la iglesia se ha manifestado siempre en esta línea, y el Papa Francisco de forma especial: afirmamos, como no puede ser de otra manera, la dignidad y la acogida de todas las personas cualquiera que sea su orientación sexual”.
Sin embargo, señaló que “existe una propuesta antropológica a realizar, que nace del significado de la diferencia sexual, y que en ese sentido, aceptando y respetando la situación de las personas, en este momento, nos parece muy importante resaltar”.
"Ponen en juego la libertad"
“Pensamos que la aceptación de las personas en su situación no puede impedir una propuesta antropológica”, recalcó el portavoz.
Por otro lado, Argüello habló de las leyes de género que se han ido aprobando en las distintas comunidades autónomas. "Creo que ponen en juego la libertad a la hora de tener una propuesta que hacer, a la hora de la libertad para plantearse la propia orientación de cada cual”.
“Insisto, damos un valor que no nace sólo de la fe o de la revelación del Evangelio, sino de una experiencia humana elemental: somos hombres y mujeres, y hemos nacido de la relación de un hombre y una mujer”, agregó.