El sacerdote pamplonés del Opus Dei, de 54 años de edad, Ignacio Belzunce Manterola falleció este dos de enero a causa de las heridas provocadas por un accidente de bicicleta que sufrió el pasado día de Navidad en Madrid.

El accidente de Ignacio había causado un gran impacto en la comunidad educativa de los tres colegios de Madrid donde ha sido capellán desde su ordenación sacerdotal en 2001. De hecho se se organizaron cadenas y vigilias de oración.

Aquel fatídico 4 de noviembre de 2021

Lo más soprendente es que Belzunce, como cuenta Diario de Navarra, ya se tuvo que enfrentar hace unos años a la fatalidad que supone un accidente de tráfico. Era capellán del colegio Montealto de Madrid aquel fatídico 4 de noviembre de 2021, cuando por un fallo humano un vehículo atropelló a cuatro niñas. María, de 5 años, falleció casi en el acto. Dos alumnas avisaron al sacerdote, que estaba en el oratorio, y salió corriendo. "Me arrodillé, le cogí de la mano y le hice la señal de la cruz y le di la absolución", contaba días más tarde.

La madre de la pequeña, que trabajaba en el colegio, también estaba allí, abrazando y consolando a la conductora causante del atropello, un gesto de perdón que conmovió a la opinión pública. Al igual que la pequeña María, Ignacio ha fallecido a causa de un traumatismo craneoencefálico.

Ignacio Belzunce siempre que podía practicaba deporte. Iba a correr, andaba en bicicleta, hacía excursiones a la montaña y en invierno, alguna ascensión con esquí de travesía. Aficiones que ya practicaba en su infancia y juventud en Navarra, como en Ultzama, de donde era su familia.  

Desde septiembre Ignacio era capellán del colegio de Fomento Orvalle de Madrid. Desde el centro han destacado su cercanía y dedicación, "siempre disponible para los demás". "Cada mañana se proponía escuchar, escuchar y escuchar a los alumnos. De San Josemaría, fundador del Opus Dei, aprendió también a descubrir que nuestro Padre Dios nos mira con amor en todos los momentos de la vida y eso es lo que ha procurado transmitir en su labor sacerdotal", señalan.

La familia Belzunce ha dado las gracias a todas las personas que han rezado por él. "Ignacio ha sido un testimonio de la comunidad de fe que él mismo cultivó con tanto amor y dedicación. Ignacio fue y sigue siendo una escalera hacia el cielo para muchos. Su vida, llena de entrega, nos enseñó a vivir en comunión con Dios, y su palabra siempre fue un faro de luz para quienes lo escucharon", han expresado en su mensaje.

Ignacio Belzunce siempre que podía practicaba deporte. Iba a correr, andaba en bicicleta, hacía excursiones a la montaña y en invierno, alguna ascensión con esquí de travesía.

"La última canción que escuchó en vida fue ‘Tu scendi dalle stelle’ (Tú bajas de las estrellas), un villancico que, al narrar la humildad, el sacrificio y el amor divino de Jesús, resuena ahora de manera profunda y significativa en sus propios últimos momentos. En esa melodía, tan llena de devoción, podemos ver reflejada la vida de Ignacio: un hombre que se entregó para servir con humildad, amor y generosidad", concluyen.