La basílica de la Sagrada Familia de Barcelona acogerá el próximo 22 de junio, de 20 a 22h, una vigilia diocesana de adoración eucarística con motivo de la fiesta del Corpus Christi, presidida por el arzobispo don Juan José Omella. Bajo el lema ‘Cristo vive. Ven a adorarlo’, el cardenal quiere reunir a las diversas iniciativas de adoración eucarística que han surgido en la ciudad condal en los últimos años.
"Jesús se hizo para los humanos el Pan de Vida con el fin de comunicarnos vida. De noche y de día, Él está allí. Si quieres que el amor crezca en ti, regresa a la Eucaristía, regresa a esa adoración”. Estas palabras de santa Teresa de Calcuta, que con insistencia apremió al mundo a arrodillarse frente el Santísimo, han tenido su eco particular en Barcelona que, de modo extraordinario e insólito, cuenta a día de hoy con cuatro capillas de adoración perpetua: el Templo del Tibidabo, la parroquia de San Sebastián de Pomar (Badalona), el Real Monasterio de Santa Isabel y las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada.
La voluntad de Gaudí
El Cardenal Arzobispo de Barcelona con el responsable de la Delegación diocesana de anuncio de la fe y de iniciación cristiana, pidió a los responsables de las Capillas perpetuas que organizaran la Vigilia en la Sagrada Familia siendo fieles a la voluntad clara de Antoni Gaudí, su arquitecto, de que fuera un templo expiatorio donde el Señor derramara su misericordia. Así, monseñor Omella recoge el guante que el Papa Francisco lanzó al expresar su deseo de que uno de los pilares de su apostolado fuera la adoración eucarística.
El éxito de estas iniciativas, que quedará rubricado en la vigilia de oración conjunta del próximo 22 de junio, pone de manifiesto el redescubrimiento de la presencia del Señor en el misterio eucarístico. “Si se cree de verdad que Jesús quiso quedarse sacramentalmente con nosotros -afirmaba don Marcelo González Martín en la Conferencia de Centenario de la Adoración Nocturna Española-, es necesario detenerse para manifestar nuestra gratitud, para rendirle homenaje de culto y devoción, para obsequiarle con el tributo de las facultades del alma y de nuestro cuerpo, para meditar en lo que es y significa su presencia, para presentarle súplicas y ofrecerle alabanzas".
La diócesis de Barcelona se prepara con entusiasmo para este acontecimiento en el corazón de la ciudad con el deseo de interceder por las necesidades del mundo entero y de reparar por los pecados cometidos. Cientos de adoradores unirán fuerzas y expondrán la humanidad a los rayos sanadores, reconfortantes y transformadores de Jesús que irradian de la Sagrada Eucaristía.