En el marco de la Semana por la Paz, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, se reunió el pasado fin de semana en la catedral de El Buen Pastor con jóvenes con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años, y centró su intervención en el conocido como “bullying” o acoso escolar.
El prelado dijo a los jóvenes allí presentes que “con frecuencia el bullying es indicativo de numerosas fracturas interiores (desavenencias familiares, rupturas de amistades, muros entre culturas y razas…)”. Por ello, consideró como algo "básico cultivar la ‘comunión’ a todos los niveles”.
El drama de la "frustración"
Describiendo la situación de un problema importante en la actualidad, monseñor Munilla indicó que en el bullying “llama la atención una agresividad que no parece tener ninguna justificación práctica concreta, ni responder a causas concretas”. Y a su juicio, “tras esa violencia se esconde el drama de la frustración de quien intenta esconder sus crisis interior buscando protagonismo y reconocimiento a través de un conflicto gratuito”.
El obispo guipuzcoano recalcó ante los jóvenes de la diócesis que “la experiencia nos dice que la violencia ‘gratuita’ es una manifestación de poder que esconde una gran inseguridad interior, que opta por la estrategia de una falsa huida para adelante, sin sopesar el daño que se provoca a los otros”.
Qué dice Jesús sobre esto
Munilla citó las palabras de Jesús en el Evangelio para mostrar que desde el punto de vista ético sus enseñanzas eran determinantes. Y así recordó las Escrituras: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque seréis juzgados como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?...”.
De este modo, para combatir el acoso escolar Munilla indicó que es importante “superar las barreras culturales que nos dificultan expresar gestos de encuentro y comunión”. Explicó además que el Papa Francisco ha hablado mucho de estos signos como el abrazo, la sonrisa, la mirada cariñosa, etc.
“Los gestos de ternura y solidaridad son muy importantes para cultivar nuestra sensibilidad a favor de la comunión y la solidaridad. Por ejemplo, ha llamado la atención en la opinión pública mundial el gesto realizado por cuatro jóvenes en la recientemente finalizada Jornada Mundial de la Juventud de Panamá, quienes elevaron a un compañero discapacitado en su silla de ruedas, para que pudiese saludar al Papa, en el momento en que pasaba por las calles. La imagen se hizo rápidamente viral…”, agregó el obispo.
La clave es el amor
Sin embargo, Munilla incidió en que no se trata únicamente de realizar meros gestos sino de ir a algo más profundo. “Se trata de amor”, agregó el prelado, pues “el marco de la convivencia humana no puede ser la mera ‘no agresión’, sino el amor mutuo”.
Por ello, el obispo aseguró que “la alternativa cristiana a la violencia no es la indiferencia, sino el amor. Habrá algunos que piensen que es un ideal inalcanzable, pero la experiencia de muchísimas personas lo demuestra”.