Raquel Pérez Sanjuán es miembro del Consejo Escolar del Estado y directora de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura. Hace unos días participó en un encuentro con profesores universitarios organizado por la Delegación Diocesana de Pastoral Universitaria. Con ellos repasó el contexto social en el que la Iglesia desarrolla su presencia en la Universidad. La Cadena COPE charló con ella también sobre estos temas.
"Lo primero es que son profesores universitarios, y por lo tanto, de ellos se espera que desarrollen su labor profesional como cualquier otro docente. Es verdad que su condición creyente les da un sentido distinto, de querer entender lo que sucede a su alrededor, y también, por esa llamada a estar presentes de una manera significativa, queriendo transformar en la dirección del Reino de Dios, de acompañar a la comunidad universitaria, de estar al servicio de ella", comentó Sanjuán.
Un marco mínimo
Para la experta educativa es importante señalar que las universidades católicas son un derecho de la sociedad. "Como cualquier otra realidad presente en la sociedad, tiene derecho a tener centros con el ideario católico, igual que lo puede tener cualquier otra cosmovisión o planteamiento vital que puede tener centros educativos. Es un derecho de los ciudadanos poder disponer de estos espacios", afirmó.
Raquel Pérez Sanjuán hizo también referencia a cómo queda finalmente la asignatura de Religión en la Lomloe. "La Religión está contemplada en la ley, como no podía ser de otra manera. Y es verdad que el Estado ha regulado un marco mínimo, dejando que sean las comunidades autónomas las que fijen finalmente su ordenación académica, es decir, su horario y esa asignatura o propuesta formativa alternativa para el alumnado que no elija Religión", apuntó.
Al darle todo el poder a las comunidades autónomas son estas las que deben otorgar una mayor relevancia a la asignatura. "En algunas comunidades autónomas se ha mantenido ese horario mínimo establecido por el Ministerio, lo cual lamentamos, puesto que habían tenido la oportunidad de incrementarlo, y de poder ofrecer al alumnado más tiempo para la formación en Religión, y en algunas comunidades, incluso, se ha aumentado el horario, por lo que nos alegramos", señaló.
Dimensión trascendente
Sobre la materia alternativa a la Religión, Sanjuán recuerda el derecho que tienen los padres de ser informados. "En cuanto a la alternativa, nos consta que en algunas comunidades autónomas se ha recogido, y en el marco de la administración educativa se plantea algún tipo de actividad, tipo voluntariado, o proyectos, y en otros, se ha dejado a los centros educativos, lo cual genera bastante disparidad dentro de un mismo territorio. En cualquier caso, es un derecho de los padres saber qué hacen sus hijos mientras no estudian Religión", expresó.
"Nosotros creemos que la asignatura de Religión aporta un horizonte común para todo el alumnado. Pero también sabemos que nuestra aportación es específica, es ver a la persona desde una integralidad, contemplar su dimensión trascendente, esa apertura al misterio que cualquier persona está llamada, respetando que en clase de Religión no siempre tiene que haber personas que sean creyentes", afirmó.
La experta concluyó hablando sobre la importancia de esta asignatura en las aulas españolas. "Animamos a mirar a la Religión como una aportación al conjunto de los saberes y no como algo extraño o algo que no pertenece al ámbito educativo formal. Creemos que debe de estar", expresó.