El 22 de diciembre, el día de la lotería de Navidad en España, tomó posesión el nuevo obispo de la diócesis andaluza de Guadix y Baza, Francisco Jesús Orozco. Se trata de una diócesis pequeña, de unos 100.000 habitantes, de los que 20.000 viven en Guadix y otros tantos en Baza. No tiene salida al mar y está rodeada por las diócesis de Jaén, Granada, Almería y Cartagena-Murcia. Fue fundada en el siglo I, según la tradición, por San Torcuato, uno de los llamados 7 varones apostólicos, que fueron siete misioneros que habrían trabajado en Hispania enviados por los Apóstoles. Acci (el antiguo nombre latino de la diócesis) está bien documentada por sus delegados en los concilios visigóticos de Toledo.
Como en tantos sitios de España, en Guadix se combina lo ancestral y lo moderno. El nuevo obispo acudió, por ejemplo, este domingo 13 de enero al partido de fútbol entre el Guadix CF y el Jaén CF, para animar al equipo local, invitado por la directiva del club. En el vestuario, dio palabras de apoyo al equipo y los bendijo.
En el diario Ideal, Jorge Pastor entrevistó al nuevo obispo al cumplirse sus tres primeras semanas en el cargo. Recogemos buena parte de esta entrevista a continuación.
-Fue ordenado sacerdote en 1995 y ha llegado al obispado en 2018. ¿Cómo ha cambiado en estos en estos veintitrés años una institución con 2019 años de Historia?
-La Iglesia cambia porque está inserta en cada momento histórico. Viviendo ahora y mirando para atrás, te das cuenta de que el ritmo es vertiginoso. Pero yo creo que hay algo que permanece por encima de todo, y lo que permanece es la piedra angular sobre la que se construye la sociedad y la Iglesia: para nosotros es Jesucristo. San Juan Pablo II lo decía: «Cristo se hace contemporáneo en cada eucaristía, en cada hombre y en cada momento histórico». Hay muchas cosas que cambian en un mundo en constante movimiento, pero es verdad que hay principios para la cultura y la sociedad, para la economía y para la vida espiritual que son los principios que Dios creador ha escrito en la propia creación.
- «La Iglesia es como un hospital de campaña después de la batalla. ¡Qué inútil preguntar a un herido si tiene colesterol! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto. Prefiero una Iglesia magullada, herida y sucia porque ha estado en la calle que una Iglesia enferma por haber estado confiada y enredada en su propia seguridad». La frase la pronunció el Papa Francisco. ¿La comparte?
-Totalmente. «Una Iglesia en salida», dice el Papa constantemente. La Iglesia no ha nacido para estar metida en la sacristía o en una burbuja de cristal donde todo es maravilloso para nosotros. La Iglesia existe para evangelizar. Aquí mismo, en esta Diócesis, contamos con el patrimonio espiritual de San Torcuato, ya en el siglo primero. También de otros referentes como Medina Olmos o San Pedro Poveda. Ellos también nos recuerdan que la Iglesia siempre ha sido una Iglesia en salida, y tiene que seguir en salida. Y estar con los hombres de su tiempo, con los problemas de su tiempo, con los que están en las cunetas de su tiempo.
-A la vista de fieles, laicos, agnósticos, escépticos e incluso descreído, este señor, el papa Francisco, en sus seis años de pontificado ha marcado un antes y un después respecto a la línea inclusiva de la Iglesia...
-Por supuesto. Cada ser humano puede mostrar su verdad, pero yo también pido que me dejen mostrar la mía. Que sea algo inclusivo. Cristo nació para todos los hombres. Y un hombre cambia cuando conoce la vida de Jesucristo. Ésa es la evangelización de la Iglesia: llegar a cada hombre. Especialmente a los que, a lo mejor, han tenido una experiencia triste con la Iglesia, con algún sacerdote o porque alguna ideología ha esclavizado la verdad de la búsqueda de su corazón. Pero acercarse a un hombre que está herido, e incluso que rechace a Jesús y a la Iglesia, es un reto precioso para el amor y para la esperanza. San Agustín, que tanto me ayudó en mi vida, lo decía: «Nos creaste Señor para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti».
-Permítame que recurra a otra frase del Papa para conocer su punto de vista: «Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?»
-Nosotros, por encima de todo, nos acercamos a todo ser humano. Luego hay que vehicular las cosas y ordenarlas según unos principios y la verdad de la Iglesia. Esta casa es para todos y todo el mundo tiene sitio. Lo que ha dicho el Papa es lo que ha dicho la Iglesia siempre. Una cosa es las actitudes, los pecados o la vida o que cada uno vive o deja de vivir, y otra cosa, que está por encima de todo, es la persona. Recuerdo aquel pasaje del Evangelio de la pecadora pública a la que todos apedreaban. «El primero que esté libre de pecado que tire la primera piedra». Aquella mujer nunca sintió un amor y un cariño tan cercano como el de Jesucristo.
-¿Qué cabida tienen dentro de la Iglesia actual los gays, las lesbianas o los transexuales?
-Son hijos de Dios que tienen que estar participando de la vida de la Iglesia, formándose en la verdad de la Iglesia y que tienen que estar experimentando la cercanía del Señor a través de la oración. Que tienen que estar integrados en las cosas de la Iglesia y que tienen que estar viviendo lo que el Señor quiere para todo ser humano: Él los ama y los quiere. Cada uno de nosotros tenemos nuestras debilidades, nuestros pecados, nuestras limitaciones, pero tenemos que estar en un constante
camino de perfección buscando la verdad de nuestra vida.
-¿Está realmente preparada la Iglesia para pedir perdón por tantos casos de abusos sexuales y pederastia que trascienden con frecuencia en los medios?
-Si no está preparada, tiene que estarlo. Porque cuando uno se equivoca y cuando uno ha vivido un error de frente, tiene que tener la humildad suficiente para pedir perdón. Y la Iglesia lo ha hecho, lo está haciendo y lo seguirá haciendo. Y sobre todo porque la Iglesia ha nacido de la misericordia del Señor y tiene que experimentarla en primera instancia. Ahora, también tenemos que ser conscientes de cómo muchas veces, detrás de todo esto, hay ciertas ideologías y demagogias que intentan trepar la verdad de la Iglesia y quieren hacer de toda la Iglesia un estercolero. Eso no es así.
»Es muy triste que por el pecado de algunos todos de alguna forma sean llevados a la mentira. La Iglesia tiene sus pecados, porque la Iglesia es humana y está llevada por hombres con nuestras limitaciones y debilidades. Pero la Iglesia es santa porque ha sido instituida, es llevada por el Señor y la providencia de Dios. Igual que a mí no se me ocurre decir que porque han crecido los casos de maltratadores, todos los esposos son maltratadores. La Iglesia pide perdón porque algunos, muchos de sus miembros, se han podido equivocar. Lo hace, lo hizo y lo hará. Pero que eso no signifique nunca una línea para mostrar o decir que la Iglesia está totalmente corrompida. Porque eso no es así.
-Uno de los grandes problemas que afronta la Iglesia es el déficit de vocaciones. A pocos metros de aquí hay un convento, el de las monjas Concepcionistas, que ha cerrado sus puertas hace unos meses después de siglos de rezo y vida contemplativa. ¿Cómo se puede revertir esta situación?
-Lo que hace falta es rezar mucho. Y también mostrar mucho a los jóvenes lo bonito de la vida cristiana. La crisis de vocaciones en la vida religiosa, sacerdotal, misionera... nos está llevando a un problema más hondo, que es la crisis de valores que está viviendo la sociedad. Porque la Iglesia no está ajena a los problemas que vive la sociedad. Hay muchas cosas preciosas en nuestra sociedad, pero también una gran crisis de valores. Cada uno va a lo suyo. Ese individualismo que destroza el corazón del hombre, el materialismo, el creer que la felicidad está en tener muchas cosas, ser los mejores, ser más guapos... Hablamos de la crisis de vocaciones, pero también podemos hablar de la educación o la familia. Hay una serie de valores que se han puesto en duda, que son fundamentales para construir la verdad y la felicidad del ser humano, y así nos va.
-La intención del Gobierno es que la asignatura de Religión deje de ser computable e incluir una materia obligatoria sobre Valores Éticos y Civiles. ¿Qué le parece?
-Me parece mal. Es difícil entender nuestro mundo, nuestra cultura o nuestra Historia sin entender lo que ha significado la presencia de los valores religiosos en nuestra sociedad. Es complicado que los jóvenes conozcan la historia de su pueblo o de España sin conocer una serie de referencias de lo que significa la Iglesia. Cristo y la Iglesia no son una opción para el corazón del hombre, sino algo constitutivo. Un hombre, además de cuerpo, materia y biología, tiene alma y deseo de cosas
grandes. Y eso también tiene que educarse. Para mí un hombre que no puede tener la capacidad de acoger a Jesucristo, a Dios y a la Iglesia en su corazón, será un hombre que se construya con unas carencias muy fundamentales.
-Tengo entendido que usted es un hombre que está al tanto de la actualidad. ¿Qué le parece la irrupción de Vox y su ideario en las instituciones?
-Creo que si vivimos en un país que llamamos democrático, todo el mundo tiene derecho a exponer sus principios y decir lo que piensa. Y todos los ciudadanos somos libres para opinar, votar y decir lo que queremos. Vox, Podemos, las otras corrientes y otros extremos pueden decir lo que piensan y exponerlo a los ciudadanos. Y que cada uno vote en función de lo que crea. Yo no voy a decir a quién voto. Yo compartiré aquello que diga cualquier ser humano que compatibilice con lo que creo
que es la verdad del hombre, que para mí está en la Iglesia.
-Hablemos de Guadix y Baza. ¿Cómo están siendo sus primeras semanas al frente de la Diócesis?
-Muy felices. Indudablemente ha sido un regalo grandísimo para mí. Son semanas muy bonitas, de conocer a mucha gente buena y unos pueblos preciosos. Acercarme a toda esa novedad me está resultando algo muy bonito, profundo y que quiero abordar con mucho respeto.
-¿Ha visto a mucha gente necesitada?
-Sí. Hay mucha gente necesitada y que tiene que ser prioridad en el corazón de la diócesis, la Iglesia y el obispo. Guadix, Baza y Huéscar es una tierra muy bonita en patrimonio cultural, espiritual y humano, pero también es una zona agrícola donde se viven muchas carencias.
-¿Potenciará la acción de Cáritas?
-Por supuesto. Cáritas será el corazón, la pupila y el ojo de la Iglesia y el obispo. Hay que estar al lado de todos, pero sobre todo de los que sufren.
-¿Hasta qué punto puede contribuir la Iglesia al desarrollo de estas comarcas? Se me viene a la mente el reclamo para los turistas que puede suponer la apertura del vastísimo patrimonio de la Iglesia en estas comarcas.
-La Iglesia puede colaborar estando al lado de los hombres y de sus problemas. A los que han caído en la frustración por el despoblamiento, hay que decirles que hay que seguir adelante. Vamos a buscar salidas, a darle a la imaginación y al corazón; vamos a buscar proyectos. Usted hablaba de un patrimonio abierto y a disposición de todos para atraer turismo, pero también la Iglesia tiene que decir en el nivel agrícola, en la promoción de los productos de nuestros agricultores en nuestros pueblecitos.
-¿Hay algún proyecto concreto?
-Lo hay. Vamos a abrir al público la torre de la Catedral de Guadix, en esta línea de poner el patrimonio a disposición de todos los ciudadanos y generar movimiento económico a través del turismo. Hay que traer España hasta Guadix para decirle que existe y es bonita. Es un proyecto que está muy adelantado. Será visitable en muy corto plazo. También queremos colaborar con las instituciones públicas. En Guadix tenemos la Alcazaba y lugares que hay que recuperar. La Diócesis de Guadix tiene mucho patrimonio que tiene que ser un reclamo para los turistas, y que va a generar economía.
Otra entrevista al nuevo obispo, en este caso en vídeo