Cáritas Barcelona ha puesto en marcha una iniciativa novedosa para la entidad, con la colaboración de otras 6 diócesis. Se trata de un campamento para adolescentes de familias atendidas por la organización. Es un proyecto piloto, su primer campamento interdiocesano y se llama «Hagan lío».
En distintas diócesis, una Cáritas diocesana podía organizar actividades para adolescentes, pero la novedad está en la colaboración interdiocesana y la llegada de chicos y chicas de distintas ciudades, que pasarán unos días juntos en el barrio de la Barceloneta en Barcelona, junto al mar.
Las Cáritas Diocesanas de Ávila, Albacete, Barcelona, Cartagena, Murcia, Oviedo y Santiago de Compostela han sumado esfuerzos, y cuentan con coordinación y el apoyo financiero de Cáritas Española.
Está dirigida a hasta 60 adolescentes de programas de infancia, adolescencia y familia de Cáritas, así como a jóvenes de los programas de voluntariado joven, con edades comprendidas entre los 14 a los 20 años.
«Este proyecto piloto se desarrollará, inicialmente, durante dos años y en dos zonas geográficas distintas, y contará con el apoyo y seguimiento de un equipo de técnicos y voluntarios de las Cáritas Diocesanas», explicaron desde la ONG eclesial. Este primer intercambio joven se llevará a cabo en la ciudad de Barcelona, con la ventaja de contar con zona de costa y playa, así como numerosas posibilidades para disfrutar de las ofertas culturales y de ocio que ofrece la ciudad.
Carmen García, una de las expertas de Cáritas Española implicada en el campamento, explica que ofrece "actividades dirigidas a la atención socioeducativa en el tiempo libre, con un carácter preventivo, lúdico-educativo y cultural, que promueve el desarrollo personal, las relaciones positivas y la creación de espacios de protagonismo y participación de jóvenes procedentes de diferentes realidades".
Cáritas constata que a muchos jóvenes les resulta difícil acceder a un ocio saludable. En sus entornos muchos sufren violencia y conflictos. «Muchos de los adolescentes, pese a estar rodeados de familia y amigos, sienten una gran soledad, ya que no son capaces de expresar sentimientos, generar empatías y encontrar soluciones a problemas cotidianos del día a día», señala Carmen García.