"Tengo capacidades que tú ni imaginas. Ahora quiero llegar a Santiago con mi padre y ganar la compostela. Te lo iré contando aquí. Mi ilusión: conocer al Papa": así se presenta el perfil de Twitter de #ElCaminoDeAlvaro, abierto el 5 de julio y ya acercándose a los tres mil seguidores.
La historia de Álvaro Calvente, de 15 años, es más que una historia de superación personal. Dios está muy presente en su familia de diez hermanos, del Camino Neocatecumenal de la parroquia de San Patricio, en Málaga. Él es el séptimo y tras un parto complicado, al cabo de un tiempo le detectaron un problema genético que ha afectado a su desarrollo físico y psíquico, pero no a su alegría y sus ganas de vivir. "Alegría", una palabra clave en la vida del chico, y de hecho fue para compartir su emoción de hacer el Camino por lo cual se abrió la cuenta en dicha red social.
"Dios nos ha mandado a Álvaro para ayudarnos a nosotros, y no al revés... Nos ha enseñado, por ejemplo, que no hay nada imposible y que Dios siempre va por delante", declara Ildefonso, su padre, a Alfa y Omega: "Lo que tiene claro es que Dios es su padre y que todo lo que tiene que ver con la Iglesia es alegría, amor de Dios. Siempre disfruta de lo que Dios le da gratis y lo comparte con nosotros".
Tras recibir la bendición de Gustavo Mills, su párroco, Ildefonso y Álvaro, junto con un amigo de la familia, Paco Millán, partieron el pasado domingo desde su ciudad hasta Sarria, en Lugo, su punto de partida a pie hasta Compostela, donde buscan "un encuentro con el Señor".
Pero no solo eso. Conscientes de la repercusión que ha tenido su iniciativa, han decidido que tenga unos beneficiarios muy concretos: el Cottolengo de Málaga, la Casa del Sagrado Corazón, que atiende desde 1965 a los descartados y les recibe, como ellos dicen y cumplen, "con los brazos abiertos y un corazón cálido". Ahora son las hermanas franciscanas clarisas de Keralia (India) quienes se lo brindan, junto con numerosos voluntarios.
Ildefonso ha lanzado en GoFundMe una campaña a favor del Cottolengo para que todos los que les están apoyando en su peregrinación dirijan ese apoyo a "una casa con la que compartimos mucho porque allí encuentran un hogar y una familia los preferidos de Dios: familias inmigrantes, desahuciados, ancianos, personas con discapacidad... quien no tiene nada ni a nadie".
"La casa solo vive de la Providencia y eso queremos ser con esta campaña, ángeles de la Providencia para ellos. ¿Te compras unas alas?", anima el padre de Álvaro.