La Iglesia necesita a laicos fuertes, entregados y dispuestos. Ellos llegan donde los sacerdotes en muchas ocasiones no pueden hacerlo, y más cuando las vocaciones son cada vez más escasas y los fieles aparecen en menor número pero de manera muy repartida.
Para impulsar el laicado en España se ha convocado del 14 al 16 de febrero, organizado por la Conferencia Episcopal Española, un Congreso Nacional de Laicos que se celebrará en Madrid y que llevará por título Pueblo de Dios en Salida.
Una de los principales responsables de este congreso es María Dolores García Pi, presidenta del Foro de Laicos desde 2016. Licenciada en Farmacia, pertenece al Movimiento de los Focolares, donde ha sido responsable de la Secretaría General y de la Oficina de Prensa. Ha trabajado en la Nunciatura Apostólica y en el Centro Internacional de Congresos en Castelgandolfo así como en la Fundación Igino Giordani. Actualmente es corresponsable del Movimiento de los Focolares para el territorio central de la península e Islas Canarias. Es además formadora en el área de adolescentes.
En una entrevista con Religión en Libertad, Dolores García Pi habla de la importancia de este congreso y del papel que deben tener los laicos, muchos englobados en movimientos y realidades eclesiales, y de cómo fomentar la comunión:
- ¿Podría decirnos brevemente cuál es la situación actual del laicado en la Iglesia que peregrina en España? ¿Cuáles son los puntos fuertes, débiles y a mejorar? ¿qué le parecen iniciativas concretas como los congresos de católicos y vida pública de la ACdP, por poner un ejemplo?
- Si nos atenemos a datos estadísticos es evidente la disminución de las personas que se declaran católicas, el aumento de la media de edad y un porcentaje bastante mayor de mujeres que de hombres. En cambio, si ahondamos un poco más en la realidad del laicado en la Iglesia en España se pueden vislumbrar puntos fuertes y también dificultades y desafíos que afrontar… y, a veces, algunos de ellos son, al mismo tiempo, reto y avance.
Desde mi punto de vista, destaco algunos:
Entiendo que ha crecido la conciencia de la responsabilidad del laicado en la misión, fruto, quizá, de una experiencia más auténtica y existencial de encuentro con Cristo, pero tenemos que seguir preguntándonos si de verdad estamos convencidos de que el anuncio del Evangelio es un bien para nuestros hermanos.
Existe un laicado (bastante numeroso) activo en distintos servicios eclesiales y otros (menos) comprometidos en causas sociales, políticas, ecológicas y culturales… Esto motiva, entre otras cosas, que se emplee mucho tiempo en hablar de cuestiones "intraeclesiales" (excesivo peso de las estructuras) y menos de las grandes cuestiones sociales (paro, pobreza, vivienda, inmigración…).
Dentro de la Iglesia han florecido nuevos movimientos laicales impulsados por el Espíritu, y además se experimenta un crecimiento del sentido de comunidad. Se detectan en la Iglesia nuevos ámbitos de comunión y apertura donde los laicos pueden participar, aunque siguen acechando males como el clericalismo y la parcelación de tareas o grupos.
Se han dado pasos en el ámbito de la formación de los laicos, porque se siente la necesidad de ello.
Encontramos una sociedad que cambia de forma vertiginosa, mientras que el ritmo de la Iglesia es mucho más lento… esto acentúa la complejidad de la misión y se percibe en muchos laicos una pérdida de esperanza, desorientación, ausencia de recursos para afrontar los nuevos retos… además del riesgo de caer en la comodidad y el conformismo. Por otro lado, la falta de respuestas del hombre de hoy y la búsqueda que existe de "lo espiritual", pueden ser "acicates" para la misma misión.
Una de las dificultades que encontramos es la incapacidad de comunicar, de tener un lenguaje que llegue a la sociedad, aunque se comprueba el valor que tienen los testimonios de caridad y justicia.
Evidentemente son sólo pinceladas, porque el cuadro es muchos más rico y complejo… “Necesitamos –dice el Papa Francisco – laicos bien formados, animados por una fe sincera y límpida, cuya vida haya sido tocada por el encuentro personal y misericordioso con el amor de Cristo Jesús. Necesitamos laicos que se arriesguen, que se ensucien las manos, que no tengan miedo de equivocarse, que salgan adelante”, porque “una auténtica fe —que nunca es cómoda e individualista— siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra”.
De acuerdo con estas palabras del Papa, todas las iniciativas, entre las cuales la que usted nombra, son siempre positivas y puedo dar testimonio de que existen muchas, en muy diferentes ámbitos, a menudo muy desconocidas. En este sentido, uno de los objetivos del próximo Congreso Pueblo de Dios en salida es visibilizar un laicado que ya es “discípulo misionero” en la Iglesia y en el mundo.
-¿Cuál es la contribución más específica del Foro de Laicos en este Congreso, quiénes y de qué grupos cristianos están colaborando, y los objetivos o esperanzas que pretenden alcanzar?
- El Foro de Laicos, que agrupa en este momento a 47 movimientos y asociaciones de ámbito nacional, constituye un muy valioso “laboratorio” donde poner en práctica la espiritualidad de comunión, que incluye la mirada, el afecto, el conocimiento y la condivisión entre carismas y realidades laicales con una gran variedad de sensibilidad eclesial y de implicación social.
Esta es seguramente la mayor y específica aportación que podemos dar, al tiempo que el desafío que tenemos por delante: mostrar que se puede vivir como seguidores de Jesús de muy variadas formas y que todas son una riqueza las unas para las otras, para la Iglesia y para la sociedad.
Es muy difícil decir qué grupos están colaborando en la preparación del Congreso Pueblo de Dios en salida, porque son la gran mayoría y lo estamos haciendo en una doble dirección: por un lado, animando a los miembros de nuestras entidades a que se involucren en el proceso que se está llevando a cabo en las diócesis, porque muchos ya están implicados a este nivel y, por otro, aportando desde los órganos nacionales, la especificidad del carisma de cada uno.
- ¿De qué manera se puede colaborar por el mayor fruto de dicho Congreso? ¿Hay algún lugar donde se puedan enviar sugerencias, aportaciones o trabajar según algún material de reflexión, meditación y oración?
- El Congreso no se comprende como un evento aislado, sino como parte, aunque sea importante, de un proceso, de un proceso propuesto desde algunas claves significativas que marcan el Pontificado del Papa Francisco: el discernimiento y la sinodalidad. Entendiendo, evidentemente, que debemos poner en manos del Espíritu Santo todo este camino.
Éste es el sentido del trabajo que se ha propuesto a nivel diocesano y de los movimientos y asociaciones, mediante la reflexión en grupo del documento-cuestionario Un laicado en acción. Este material ha sido elaborado por una comisión formada fundamentalmente por laicos y la intención es que, usando este instrumento, se puedan recoger sugerencias y reflexiones que muestren la riqueza de toda la iglesia, su diversidad y pluralidad.
Dicho documento se puede descargar en la página web activa desde hace unos meses y en él aparece indicado la metodología de trabajo y dónde enviar las propuestas.