La pandemia del Covid-19, conocido popularmente como coronavirus, está provocando un gran drama humano con miles de muertos, contagiados, países enteros paralizados y con la sanidad completamente colapsada.
La expansión tan rápida del virus está provocando un número tan elevado de enfermos que los distintas sistemas sanitarios están teniendo problemas para asumirlos. En China pasó, luego en Italia y ahora está empezando a ocurrir en España donde hay hospitales que no tienen capacidad para atender a todos los pacientes y en los casos más graves se están viendo obligados a tener que tomar decisiones sobre quién puede recibir un ventilador mecánico y quién no.
De este modo, la fuerza del coronavirus está provocando igualmente un dilema ético ante estos casos más graves sobre qué personas deben ser atendidas antes que otras. Para arrojar luz concretamente desde el ámbito bioético, la profesora Elena Postigo ha publicado a través de Twitter un sencillo manifiesto bioético ante el coronavirus.
Postigo es profesora universitaria y directora del Instituto de Bioética de la Universidad Francisco de Vitoria. Estos son los nueve puntos que ha elaborado al respecto:
1- Toda persona, independientemente de su edad y condición, merece ser reconocida como persona con dignidad y con los derechos humanos que le son inherentes.
2- Nadie debe ser discriminado por su edad o enfermedad. Todos merecen atención médica y cuidado.
3- Los profesionales sanitarios deben salvaguardar su integridad y salud con los medios materiales que sean necesarios. Es un deber de la autoridad competente garantizar su integridad proporcionando una vestimenta adecuada al peligro al cual se exponen: mascarilla, EPIs, guantes.
4- El Estado y sus gobernantes tienen el deber de garantizar la salud de los ciudadanos, de prevenirles ante posibles daños, de poner los medios, actuales y futuros previsibles, para que no corra riesgo su vida, su salud y sobre todo la de los grupos de población más vulnerables.
5- Toda la sociedad, y el gobierno en particular, tiene el deber de proteger a los grupos más vulnerables: personas mayores, enfermos, personas con discapacidad, niños, etc. Y a todos aquellos que no pueden hacerlo por sí mismos; hemos de velar por ellos con especial atención.
6- Los profesionales sanitarios tienen el deber de: atender, curar y cuidar de toda persona, independientemente de su condición; no conculcar el principio de no discriminación reconocido por la CE, los DDHH y los códigos deontológicos de todas las profesiones sanitarias.
7- Ante situaciones extremas y escasez de recursos que pudieran darse (urgencia, guerra, pandemia, calamidad), deberían decidir qué paciente accede a la UCI conforme a criterios prudenciales, valorando caso por caso, no sólo la edad sino el diagnóstico y pronóstico del paciente.
Y en todo caso, poniendo siempre todos los medios a su alcance para salvarle y proteger su derecho a la vida y a la salud. Sin que sea la edad un criterio discriminatorio.
8. Se debe obrar con transparencia y comunicar a pacientes y familiares la extraordinariedad de la situación y la justificación de las medidas propuestas en cada caso.
9. Se debería garantizar que toda persona fallezca con los cuidados que le son debidos, con la atención humana y espiritual oportunas.