El cerro de San Babilés, junto a la rica ciudad de Boadilla del Monte (provincia de Madrid, diócesis de Getafe), siempre fue un sitio especial, y los arqueólogos no dejan de encontrar cosas en él. Han encontrado un cementerio de época visigoda, y una ermita medieval posterior, que después se convirtió en un monasterio. Parece que efectivamente allí pudo ser martirizado y quizá enterrado -y sin duda venerado- San Babilés, obispo, asesinado por los conquistadores islamistas en el año 717, junto a unos 80 niños a los que daba clases, según la tradición. Otros historiadores creen más factible que fuese obispo en el s.IX, otra época en la que constan más mártires y persecución.
En este lugar especial se instalará ahora un monumento al Sagrado Corazón de Cristo.
Una petición popular que el Ayuntamiento aprueba
Ahora, este lugar especial, junto a la M-50, elevado junto a la ciudad, ganará más significación sagrada por una iniciativa de 3.000 vecinos (en una ciudad de 52.000) que ha sido aprobada por casi unanimidad por los concejales del Ayuntamiento: elevar un monumento dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. (Se abstuvieron los 3 concejales del PSOE: su portavoz, Vicente Gómez Montanari, dijo que la ubicación no les parecía bien, que las parroquias tenían espacio para ello y que la cuestión les parecía “un poco ya desfasada, de otros tiempos”).
La casi unanimidad es algo poco frecuente en la política española y eso lo hace especialmente noticioso, aunque es verdad que la población de Boadilla es bastante conservadora. En las últimas elecciones municipales en Boadilla en mayo de 2019 el Partido Popular obtuvo 15 concejales (50% de los votos), Ciudadanos 5 (el 18% de los votos), PSOE 3 (12% de los votos) y Vox 2 concejales (7% de los votos). Votaron casi 28.000 vecinos (el 75% del censo electoral). Gobierna el PP con mayoría absoluta con Javier Úbeda Liébana como alcalde.
El monumento al Sagrado Corazón lo donarán los vecinos con motivo del Año Jubilar por el Centenario de la Consagración de España al Corazón de Jesús que se está viviendo en la Diócesis de Getafe. El mismo Ayuntamiento, en su nota de prensa, explica que el cerro de San Babilés se ha elegido “por ser éste un lugar de culto durante los últimos trece siglos, tal y como ha quedado acreditado por los restos encontrados en las excavaciones arqueológicas; por su visibilidad, no solo para los vecinos de Boadilla sino también para los miles de conductores que transitan a diario por esa vía; y para ofrecer un lugar de culto y esparcimiento a un gran número de vecinos sin causar ninguna molestia en el casco urbano”.
Devoción al obispo mártir del siglo VIII o IX San Babilés en Boadilla del Monte
Un cerro con historia y sacralidad
Cuando los cristianos lograron expulsar el poder islámico de la población, pudieron construir una ermita medieval y después un pequeño convento en el siglo XVI, con tumbas, ligadas a la veneración de San Babilés y las actividades de la Hermandad a él dedicada (que aún existe y potencia este lugar). Pero en el siglo XIX estos lugares sagrados quedaron abandonados por la presión de las desamortizaciones anticlericales. Se convirtió el cerro en un campo agrícola.
Los arqueólogos con la estela romana reutilizada entre las tumbas visigóticas y medievales
Los arqueólogos han descubierto un cementerio visigodo y al menos una tumba singular especial que reutiliza una estela romana y una antigua ara romana, como se solía hacer con personalidades importantes de época visigótica. Dentro, custodiaba el cuerpo del fallecido, con una pequeña botella de cerámica como único ajuar. Los hallazgos refuerzan, pues, la tradición del obispo martirizado, fuera en el siglo VIII o en el IX.
Los restos de la ermita y luego convento rodeados de tumbas en el cerro de San Babilés
La promesa al beato Bernardo de Hoyos en 1733
La devoción al Sagrado Corazón en España tiene un elemento especial por las visiones místicas del sacerdote jesuita Bernardo de Hoyos, quien el 14 de mayo de 1733 tuvo una experiencia distintiva. «El día de la Ascensión del Señor se repitió la misma visión del Corazón Santísimo de Jesús, pero con circunstancias más particulares que me obligan a referirla con las mismas palabras del joven: “Después de comulgar (escribe Bernardo), tuve la misma visión referida del Corazón, aunque con las circunstancias de verle rodeado de la corona de espinas y una cruz en la extremidad de arriba, ni más ni menos que la pinta el P. Gallifet; también vi la herida por la cual parece se asomaban los espíritus más puros de aquella sangre, que redimió el mundo. Convidaba el divino amor Jesús a mi corazón se metiera en el suyo por aquella herida, que aquél sería mi Palacio, mi Castillo, y Muro en todo lance. Y como el mío aceptase, le dijo el Señor: ¿No ves que está rodeado de espinas y te punzarán?, que fue irritar más el amor, que introduciéndose a lo más íntimo, experimentó eran rosas las espinas. Reparé que además de la herida grande, había otras tres menores en el Corazón de Jesús, y preguntándome si sabía quién se las había hecho, me trajo a la memoria aquel favor con que nuestro amor le hirió con tres saetas. Recogida todo el alma en este Camarín Celestial, decía: “Haec requies mea in saeculum saeculi, hic habitabo quoniam elegi eam”. Dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mí solo, sino que por mí las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en quien ni aun memoria parece que hay de ella, me dijo Jesús: “Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes”.
Bernardo de Hoyos, beatificado en 2010, celebró él mismo la primera fiesta del Sagrado Corazón en España, difundió la devoción de comulgar los primeros viernes de mes y en junio de 1735, tuvo lugar la primera novena y fiesta pública en la capilla contigua al actual Santuario Nacional de la Gran Promesa, en Valladolid.
La Consagración al Sagrado Corazón en 1919
En 1919 se produjo la Consagración de España al Sagrado Corazón, tras la Primera Guerra Mundial y la terrible epidemia llamada “la gripe española”, que se extendió por todo el mundo. El mismo rey Alfonso XIII quien quiso leer el acto de consagración, que había retocado de su mano: «De Vos reciben eficacia y sanción todas las leyes justas, en cuyo cumplimiento estriba el imperio de la orden y de la paz», proclamó, por propia voluntad en pleno siglo XX. Participaron todos los ministros, excepto uno, que estaba enfermo.
Alfonso XIII en el Cerro de los Ángeles en 1919, hace un siglo
«Corazón de Jesús Sacramentado, Corazón del Dios Hombre, Redentor del mundo, Rey de Reyes y Señor de los que dominan: España, pueblo de tu herencia y de tus predilecciones, se postra hoy reverente ante este trono de tus bondades que para Ti se alza en el centro de la Península. […] Venga, pues, a nosotros tu Santísimo Reino, que es Reino de justicia y de amor. Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares, en la inteligencia de los sabios, en las aulas de la ciencia y de las letras y en nuestras leyes e instituciones patrias”, proclamó Alfonso XIII ese 30 de mayo de 1919 en el Cerro de los Ángeles.
Mártires de 1936, en el Cerro y en Boadilla
Pero el monumento que se ve en las fotos es distinto al que ven hoy los peregrinos. Aquel lo dinamitaron y fusilaron milicianos anticlericales el 7 de agosto de 1936. Dicen las carmelitas de Santa Maravillas, que volvieron al convento del Cerro después de la guerra, que al menos dos de ellos se arrepintieron: uno pidió perdón en confesión por fusilar el monumento, y otro pidió en su juicio trabajar en la reconstrucción de iglesias como penitencia.
No sólo hubo disparos contra el monumento, también hubo mártires junto al Cerro de los Ángeles en julio de 1936. Cinco jóvenes que habían estado allí en adoración nocturna, decidieron quedarse unos días como «guardia de honor» del Cristo. Bajaron a comer al cercano pueblo de Perales del Río, les vieron bendecir la comida y fueron denunciados a los milicianos, que los atraparon y fusilaron con rapidez el 23 de julio. Murieron gritando «Viva Cristo Rey», contemplando el Sagrado Corazón, dos semanas antes de su voladura.
Boadilla del Monte también tiene 3 clérigos mártires en proceso de beatificación asesinados en 1936: el seminarista Miguel Talavera Sevilla, de 17 años, natural del pueblo, desaparecido a manos de milicianos comunistas; Benjamín Sanz Rodríguez, de Arenas de san Pedro (Ávila), que era párroco en Boadilla y fue llevado a una checa de Madrid; y Melitón Morán Herrero, capellán de las carmelitas de Boadilla desde 1935, al que sacaron de su casa el 28 de julio de 1936. Se despidió de su hermana y sobrinos diciéndoles: “No os preocupéis por mi. Voy resuelto y alegre a recibir la palma del martirio”.
El seminarista, el párroco de Boadilla y el capellán de las carmelitas,
asesinados en 1936, en vías de beatificación
El proceso de canonización de estos tres religiosos se inició en marzo de 2017 con la fase de beatificación junto con el de otros 53 mártires de la pasada Guerra Civil, pertenecientes todos ellos a las Diócesis de Madrid y Getafe.
En 2016 se encontró un monumento recordando a otros 6 vecinos de Boadilla asesinados durante la persecución de 1936, varios de ellos ligados a Acción Católica, que podrían llegar también a ser declarados mártires oficialmente algún día.