Kiko Argüello, co-iniciador del Camino Neocatecumenal junto a la ya fallecida Carmen Hernández, se encuentra en estos momentos hospitalizado en Madrid por coronavirus.

Hace una semana Kiko, de 82 años, dio positivo por Covid-19. Durante días no tuvo fiebre y la oxigenación era buena. Sin embargo, este miércoles se despertó con fiebre, 38,2 grados, y principios de neumonía, por lo que los médicos que le han estado haciendo seguimiento recomendaron trasladarle a un hospital para recibir allí un mejor tratamiento.

“Invitamos a todos los hermanos, en estos días santos del Triduo Pascual, a rezar por él, por intercesión de Carmen, para que supere este momento crítico y vuelva a celebrar la Pascua con nosotros”, piden el padre Mario Pezzi y Ascensión Romero, que junto a Kiko conforman el equipo responsable internacional del Camino Neocatecumenal.

Esta realidad eclesial nació precisamente en las chabolas de Madrid en la década de 1960 y desde ahí se extendió rápidamente por Roma, por el resto de España y del mundo hasta ser hoy uno de los grupos más activos y numerosos en la Iglesia Católica, destacando principalmente por sus familias numerosas y comunidades llenas de jóvenes, así como el gran número de vocaciones al sacerdocio a la vida religiosa y también de familias misioneras que evangelizan por todos los continentes.

Kiko, junto al padre Mario y Ascensión, en un encuentro con el Papa

En la actualidad, el Camino Neocatecumenal está presente en 134 naciones de los cinco continentes, con 21.300 comunidades en 6.270 parroquias, así como 1.668 familias en misión de las cuales 216 son missio ad gentes en ciudades descristianizadas de los cinco continentes, y con 125 seminarios Diocesanos Misioneros Redemptoris Mater.

Tal y como explican en la web oficial, el Camino Neocatecumenal –cuyo itinerario se vive en las parroquias, en pequeñas comunidades constituidas por personas de diversa edad y condición social– lleva gradualmente a los fieles a la intimidad con Jesucristo y los transforma en sujetos activos en la Iglesia y testigos creíbles de la Buena Noticia. Es un instrumento para la iniciación cristiana de los adultos que se preparan para recibir el bautismo.

Está al servicio de los obispos y de los párrocos como itinerario de redescubrimiento del bautismo y de formación permanente en la fe, y es propuesto a los fieles que deseen reavivar en su vida la riqueza de la iniciación cristiana.